No
siempre se puede o apetece estar en el “escaparate”. Hay momentos que uno debe
afrontar y superar a solas. Si se pudiera retroceder en el tiempo y rectificar,
la vida sería un agradable paseo hacia la eternidad o la nada. Lo cierto es que
no se puede, y lo hecho, hecho está. Sigamos pues sin tratar de explicarnos lo
inexplicable, ni aferrarnos a consuelos o
filosofías absurdas. El futuro existe, es imprevisible y, para bien o para mal,
siempre llega. Quién sabe si los muertos disfrutan de lo atemporal. Lo seguro
es que lo vivos no gozamos de ese privilegio. El aquí y ahora es una trabajosa
siembra, y cuando toca recoger la cosecha sobran excusas si no es la que
esperábamos. El pesimismo y el optimismo sólo son complementos circunstanciales
de estado y de lugar, aunque la gramática los considere otra cosa. Ahora mismo
estoy donde y con quienes quiero estar. Ayer no pude, mañana tampoco sé lo que
va a pasar. Es todo, y al buen entendedor le sobran las palabras. Espero que
esta noche alguna pequeña semilla acabe en la fértil tierra del bosque y, antes
o después, germine. Es lo único que importa. Gracias por permanecer unidos.
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