Día
triste y gris, como la ausencia de alguien tan querida que ya no comentará
nunca las letras que seguiré juntando. Estas de hoy pretenden ser más un
cariñoso recuerdo que un homenaje. No es preciso alabar a los muertos. Lo que
fueron y nos aportaron en vida habla por ellos, los define, los fija para siempre
en el corazón y la memoria de quienes continuamos
aquí. Nuestra querida Tete fue una gran Dama. Le hacía ilusión viajar a estas
tierras para que pudiéramos conocernos personalmente, y sabía que en ellas
sería acogida con todo cariño. No pudo ser, pero seguro que algún día nos
encontraremos allá donde ahora está. Seré yo el que, en cuanto pueda, visite
Córdoba por dejarle unas flores, unos versos y unas lágrimas donde yace
convertida en semilla. Las rosas azules son diferentes, poseen un encanto y una
magia distinta al resto de las flores, por eso la definen y reflejan. Como cada
noche nos besamos el alma, nada a cambiado, salvo que ahora la mía tendrá que
ir algo más lejos para besar la tuya, y que el bosque está menos luminoso sin
ti. Es todo. Un beso de alma a alma, mi querida Dama. Te quiero y te querré
mientras viva y después. Hasta luego.
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