“La eternidad de aquel día
llevaba una
muerte dentro.”
Rafael Guillén
Tu amor es eterno mientras lo sientes, y pleno si es
correspondido. Lo demás no pasan de ser ilusiones y espejismos que anestesian
pero no alimentan. El que ama está, y si no está es porque no amaba lo
suficiente. Sobran explicaciones, excusas y pretextos. Quien es incapaz de
entregarse por entero, sufrir cuando toca y asumir riesgos, es que se quiere
más a si mismo que al otro. Con la mar en calma cualquiera puede pilotar un
barco. Los buenos marinos son los que en medio de terribles tormentas salvan la
nave y la llevan a puerto. Ser o no ser, sentir o no sentir, sin mentiras,
comedias y placebos. Los que creen que venimos a este mundo a ser felices y a
disfrutar al máximo en todo momento, no tienen ni idea de lo que es vivir ni
son de fiar. Se engañan y engañan todo el tiempo. Aquí venimos a luchar, a
sacrificarnos y a dejarnos la piel, si es necesario, por defender lo nuestro. Y
ese “nuestro” no debe ser egoísta, mezquino ni excluyente, porque el pan y la
alegría saben y se disfrutan mejor cuando se comparten. Muy fácil de aprender,
y de olvidarlo al menor contratiempo.
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