martes, 2 de diciembre de 2014

BUENAS NOCHES


En fotografía existe “la hora dorada”, que es cuando el crepúsculo muestra su máximo esplendor. Si no estás atento a ese instante breve e irrepetible, pierdes las mejores fotos. Con la nostalgia sucede algo parecido. Llega, inesperadamente, como una gran ola, y si no te zambulles rápido antes de que rompa, te revuelca y te arrastra. Una vez sumergido sales al otro lado sin daño. Pero, ¡ay, si te sorprende! En nada te desarbola el alma, te inunda la memoria, te estrella sin remedio contra la realidad y te deja maltrecho el corazón. Todos los que la hemos experimentado sabemos que es peligrosa. Por eso conviene no confundir la nostalgia con el recuerdo; la diferencia está en que el recuerdo olvida y la nostalgia no. 

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