Hay personas que se pasan la vida regalando lo mejor de si
mismas. Porque no saben ni quieren venderse, no cobran los servicios prestados.
Unos pocos las entienden y valoran, la mayoría las usan, mientras les son
útiles, y después las desechan como a clines usados. Todos conocemos a alguna,
ya que es fácil reconocerlas. Son como son, porque no pueden ser de otra
manera. Darlo todo a cambio de nada o de migajas, es propio de santos o de
tontos; y, la verdad, yo no creo que
sean santos.
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