sábado, 1 de noviembre de 2014

BUENAS NOCHES

A las diosas se las adora y se las teme, pero, ¡Ay de aquel que se aventure a amarlas! ¿Puede un simple mortal enamorar a una deidad? Todo apunta a que sí, porque el amor no cede ni se frena ante nada ni ante nadie. Y aquí y ahora, como en la antigua Hélade, hasta lo más peregrino e inimaginable puede suceder. Algunas de aquellas divinidades continúan entre nosotros, y aunque habitan en cuerpos de mujer, sus poderes y su belleza son los mismos de antaño. Si te miran y te sonríen estás perdido, porque tan fácil es sucumbir a sus encantos, como imposible olvidarlas después

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