“Cierta vez soñé que era una mariposa, revoloteaba como los
pétalos en el aire, me sentía feliz de hacer lo que quería y ya no me
preocupaba de mí mismo. Pero hete aquí que no tardo en despertar, me palpo sin
perder un instante, ¡y yo era Chuang Tzu! Y me pregunté: ¿soñaba Chuang Tzu que
era la mariposa o la mariposa soñaba que era Chuang Tzu?” Versión de Octavio Paz
También yo anoche soñé que paseaba de la mano de alguien a
quien amé hace tiempo, por un parque alfombrado de hojas. Me sentí tan feliz, y
fue tan real mi sueño, que ya despierto, como el filósofo chino me pregunto:
¿Soñaba entonces o es ahora cuando sueño?
Y aún voy más lejos: ¿mientras soñaba con esa persona, ella estaría
soñando el mismo sueño? El corazón asiente complacido, la razón se subleva.
"El entendimiento, vuelto sobre sí mismo, se destruye", afirmaba
David Hume. Al igual que el protagonista de “La noche boca arriba” de Julio
Cortazar, ignoro qué hago aquí escribiendo lo que titularé “Buenas Noches”, en
vez de estar al lado de la mujer del sueño, contemplando la luna, besándola en
silencio. Seguramente si me despierto volveré a estar con ella, y no apresado
en esta habitación. Cómo añoro el parque, los jazmines, los robles, la alfombra
de hojas por la que paseábamos cogidos de la mano. Lo real no puede ser esta
pesadilla en la que me encuentro solo y perdido entre libros y papeles,
tratando en vano de olvidar lo que soñé ayer.
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