jueves, 6 de febrero de 2014

BUENAS NOCHES


Para los noctámbulos empedernidos la noche es el útero de los sueños, el postrero refugio de alguna desvalida esperanza. Lo mejor de mi vida lleva su negro sello. La luna fue testigo de amores, desengaños, ilusiones y desplomes del alma, que guardo en mi memoria cual mortales venenos y valiosas alhajas. Si pudiera grabar esas imágenes, y recoger el audio de las dulces palabras, de las muchas promesas que hice y que me hicieron en otras madrugadas, entenderían mi empeño en mantenerme despierto a estas horas. Tengo ya demasiados años para creer en imposibles, por eso sigo aguardando algún que otro milagro a pesar del cansancio, del escepticismo y de las canas. Sólo el cuerpo envejece. A estas horas en las que no se puede ni apetece parapetarse tras burdas excusas ni usar mascara, el corazón se abre y se ilumina, y emite con latidos un SOS que nunca llega a su destinataria.

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