domingo, 18 de mayo de 2014
BUENAS NOCHES
Obstinación y orgullo, ¿para qué más? Estas dos murallas inexpugnables
bastan y sobran para separar y arruinar dos vidas. Frente a esos muros de
intransigencia y hielo, hasta el amor fracasa. Lo irónico es que están hechos
con inseguridades y miedos, y quienes se parapetan tras ellos, en campo abierto
se rendirían sin presentar batalla. Por eso se esconden, porque así pueden
eludir la verdad, aunque no vencerla. Lo triste es cuando el asediador y el
asediado no son enemigos, comparten el mismo sentimiento y se necesitan mutuamente.
Entonces, ¿por qué no abrir de par en par las puertas, y salir o dejar entrar
al otro, para fundirse ambos en un abrazo? Cuánta necedad y despropósito. Un
corazón atado y amordazado por los prejuicios y el qué dirán, no es más que una
máquina de bombeo. Quienes presumen de poder controlar el suyo, no saben lo que
se pierden por no dejarlo libre, y merecen perdérselo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario