domingo, 11 de mayo de 2014

BUENAS NOCHES


Viajé durante miles de millones de años, desde una estrella que explosionó, hasta recalar en este pequeño planeta. Floté durante unos cuantos cientos de años en las aguas del océano, hasta ascender a una nube. A los pocos días, caí sobre un prado. No estuve demasiado tiempo en el barro. Junto a otros de mi especie, acabe convertido en savia, flor y fruto de una planta. De ella pasé a alimentar a la mujer que comió la fresa. Refugiado en una de sus células, vi llegar a otra célula intrusa, que obligó a aquella en la que yo estaba, a multiplicarse miles de millones de veces. Fue hace casi sesenta años. Ahora estoy en un organismo ya desgastado, que comienza a envejecer. Cuando me toque regresar a la tierra, espero tener la misma suerte para poder asomarme de nuevo a esta especie de balcones que me permiten ver el mundo. Aunque un modesto y diminuto átomo no sabe nunca dónde acabará.

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