sábado, 24 de mayo de 2014

BUENAS NOCHES


Esta noche, brisa fresca y mar en calma. Y el aroma a jazmines que me perfuma el alma. Hoy si tengo ante mí la copita de oporto, y la saboreo pensando en lo sencillo que es disfrutar de la vida, sin necesidad de complicárnosla con majaderías. Su amigo, entre sus innumerables defectos, tiene uno imperdonable, el de no callarse ni bajo el agua. Y cuando cree necesario o le apetece decir algo, lo dice sin pensar en las consecuencias. Para qué contarles lo que a lo largo de mi vida me ha ocasionado mi incontinencia verbal, y el no ceder ante ningún tipo de injusticia. El precio a pagar ha sido demasiado alto, tanto que hasta perdí el amor de la que lo era todo en mi vida, al tratar de defenderla ante uno de sus jefes que la había humillado, porque ella valoraba más un plato de lentejas que su dignidad. No me arrepiento, lo volvería a hacer, ya que ningún mierdecilla es quien para faltarle al respeto a una mujer. Pues bien, no me arrepiento, prefiero tener un carácter que me pierde, a otro que me obligue a arrodillarme ante nadie. Respeto las opiniones de todos, pero no veo por qué he de aceptarlas cuando no estoy de acuerdo. En fin, cosas que pasan y que hay que superar como se pueda. Lo peor de aceptar injusticias y humillaciones es que terminas comportándote como se han comportado contigo, y acaban pagando justos por pecadores. Ya sé que algunos podrán formularme aquella pregunta tan popular hace unos años: ¿Por qué no te callas? Mi respuesta será siempre la misma: Porque no me da la gana. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario