sábado, 31 de mayo de 2014

BUENAS NOCHES

“Los amorosos son los insaciables.
  Los que siempre -¡qué bueno!- han de estar solos.”
                                                           Jaime Sabines


Siempre he sido amoroso, he dado -y he recibido- mucho amor, pero en todas mis relaciones fracasé como pareja. Podría tratar de justificarme alegando ser un incomprendido, mas creo que es al contrario, me comprendieron demasiado bien y por eso me dejaron solo, ya que acabaron aceptando que ese era mi estado natural. La mujer es mucho más intuitiva que el hombre, y pocas cosas se le esconden de aquel al que ama. Puede disculpar y pasar por alto vicios y defectos, pero no perdona la infidelidad. Y yo, esté con quien esté, no puedo renunciar a mi amante de siempre, que me acompaña desde que tengo uso de razón, sin pedirme nada, permitiéndome en todo momento ser como soy o como quiero ser. Se llama Soledad, igual que mi madre. En realidad no la amo, pero la necesito más que a ninguna otra. Uno no ama por necesidad. En la relación amorosa sobra el “te necesito”, sencillamente porque es incierto que nadie necesite a nadie. Si estoy junto a quien quiero y puedo estar, es porque me apetece, no porque me haga falta. Nunca he tenido claro si es ella o soy yo quien elige el momento de juntarnos. Creo que surge y ya está. Y la que trata de interponerse entre nosotros acaba por perder la paciencia. Tal vez amar y renunciar sean verbos incompatibles, tanto como compaginar egoísmo con generosidad.

Ya ven qué generoso soy conmigo mismo haciéndoles creer que mis relaciones fracasaron por lo que les cuento y por nada más. La parte no es el todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario