martes, 27 de mayo de 2014

BUENAS NOCHES


Me he pasado la vida amando, leyendo y escribiendo. Los amores, las lecturas y las letras que junté son míos en la medida que los recuerdo. Y no voy a engañarlos, hubo de todo en ellos. Cosas buenas, regulares y malas. En cierto modo los creé y recreé a mi imagen y semejanza, sin duda por eso son tan imperfectos. Uno no debe vanagloriarse ni avergonzarse de nada de lo que ha vivido, ni maquillarlo, ni esconderlo. Y cuando cuentas la verdad –la tuya, por supuesto- no estás juzgando o traicionando a nadie, sino mostrando lo único que puedes mostrar, lo propio, lo que llevas dentro. Me han hecho mucho daño, y no condeno ni necesito perdonar a quienes me lo hicieron. También yo he dañado, queriendo o sin querer, a otros y no pido perdón ni me arrepiento, ya que los perdones y arrepentimientos tardíos no sirven para nada. El “Vete y no peques más”, es una de mis frases favoritas del Nuevo Testamento, porque no implica absolución ni condena alguna, y así debe ser, lo hecho, hecho está. Este juntaletras cuenta parte de lo que le sucedió a él, y se calla el resto de lo que sabe de los demás porque esa información no es suya, no le pertenece. Si tuvieran la santa paciencia de bucear en mis notas, verían que lo que cuento lo viví en primera persona, y cuando en algunas me refiero a alguien es porque coprotagonizó la historia o participó en ella. No me recreo en lo escabroso, y en lo que escribo no hay malos ni buenos, sólo seres humanos que, al igual que yo, aciertan y se equivocan a diario. Muchos de esos textos son lo más parecido a un espejo, y a veces nos disgusta ver reflejadas en ellos nuestras imperfecciones. Lo comprendo –a mí tampoco me agrada verme así en ellos- pero es inevitable, porque escribir es eso. Al juntar letras sólo me preocupa que lo que cuento me pertenezca, y sobre todo que sea cierto o lo haya sido. Decía Papini: “Si un hombre cualquiera, incluso vulgar, supiese narrar su propia vida, escribiría una de las más grandes novedades que se haya escrito jamás.” Pues bien, yo no sé, pero lo intento.

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