sábado, 6 de junio de 2015

BUENAS NOCHES

Teniendo al otro lado a tantos seres queridos como acá, no me inquieta irme, o mejor dicho, regresar a él. Seguro que un día todos estaremos juntos en ese lugar que ni siquiera logro imaginar. Nuestras almas, que guardan celosamente el secreto de la existencia, se reconocen y se citan en el misterioso “más allá” que algunos temen o niegan, quizá porque se obstinan en basarlo todo en lo material y temporal, desoyendo la voz que en su interior les habla de otra vida que la razón desconoce y no puede explicar. ¿Acaso la oruga o la crisálida son conscientes de que mañana serán mariposa y podrán volar? Respeto las creencias y opiniones de quienes sobre esto saben lo que yo, que no sé nada. Lo que creo o dejo de creer al respecto, carece de importancia. La duda y la esperanza no son incompatibles, y ambas me permiten mantener el equilibrio. Lo hecho, hecho está, y lo que ha de venir que venga cuando y como quiera, que lo estaré esperando. Agua, pan y cariño es cuanto necesito en medio de este océano en el que he navegado y naufragado tanto que apenas me asustan las tormentas ni me entusiasman los cruceros paradisíacos. A lo único que aspiro es a estar en paz conmigo mismo y a no dañar a nadie. Lo primero me cuesta bastante, de lo segundo –al menos conscientemente y a propósito- me declaro incapaz. 

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