lunes, 15 de junio de 2015

BUENAS NOCHES


Hay cosas en la vida que vamos superando a duras penas, y otras, ya superadas, que hemos dejado atrás y que, probablemente, vuelvan a repetirse. Todas han sido y son peldaños de una interminable escalera, fáciles de subir o bajar en ocasiones, y en otras, helados y resbaladizos bloques de hielo que no apetece siquiera pisar. Ni el temor ni el cansancio deben detenernos. De sobra sé lo duro que es levantarse después de una caída y cuánto apetece quedarse sentado en tales circunstancias, pero es obligado y aconsejable seguir subiendo o bajando, nunca se sabe. Aun sin tener muy claro a dónde vamos, porque detenerse es morir y de eso ya habrá tiempo. Cuando alguno de los míos –que son tantos- o yo mismo, perdemos el equilibrio y acabamos tropezando y cayendo, recuerdo lo que de niño me decía mi abuela: “Tranquilo, que del suelo no pasas.” Y es cierto, darnos de bruces contra el duro suelo de la realidad puede resultar doloroso, pero lo bueno de tales experiencias es que de él no se pasa, y su firmeza aporta paz y seguridad. Hay temas en los que debo repetirme, aun a riesgo de resultar cansino, por si las letras que junto logran animar a alguien. Ojalá así sea. 


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