martes, 30 de junio de 2015

BUENAS NOCHES


Está noche al salir a la terraza, en uno de los ángulos de la puerta vi a una pequeña araña tejiendo diligente su tela. Hilos como de plata, entrecruzados y brillantes, iluminados por la luz de la luna que me delató su presencia. Por supuesto no le hice daño, sólo la trasladé al patio y en él anda ahora reiniciando su obra. Nadie le enseñó a tejerla, pese a lo cual le sale idéntica a la de sus congéneres de hoy y de antaño. Sólo cuando despojados de la soberbia de creernos los reyes de la Creación, observamos lo que nos rodea más como niños que como “sabios”, percibimos tales maravillas y logramos servir para lo que fuimos creados. Hace tiempo que me limito a admirar la naturaleza sin hacer preguntas que ni yo ni nadie puede responder. Todos, desde la ballena azul hasta la más diminuta bacteria, somos importantes y estamos aquí por algo y para algo. Es cuanto necesito saber. Esa araña cuyo aspecto me inquieta y que siempre es la mala del cuento, hace lo que debe hacer para sobrevivir. Yo la respeto y ella me ignora y sigue en lo suyo. La luna continua su camino. Qué sencilla y hermosa es la vida, y hay que ver cómo solemos complicárnosla y complicársela a otros innecesariamente. 


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