miércoles, 30 de abril de 2014

BUENAS NOCHES


Claro, a uno le gustaría escribir versos capaces de abrir el corazón de alguna. Pero los versos no son llaves, ni siquiera ganzúas, y hay cerraduras heméticas que la poesía no abre. Si ni siquiera un dios logra el prodigio, si Eros también fracasa en el intento, que lo logre un mortal con un puñado de palabras es pedir demasiado. Pero a pesar de todo, y aun sabiendo que es improbable, merece la pena intentarlo. La vida humana –para qué engañarnos- es un sin fin de intentos fallidos, y unos cuantos aciertos que, en cierto modo, la justifican. Así es, y así debemos aceptarla. Disfrutemos del viaje aunque no nos lleve a ninguna parte, y el timón nos desobedezca, y la brújula, enloquecida, no sea fiable ni señale el norte. Lo sensato y lo fácil sería amar a quien nos ama, preferir lo posible a lo imposible, lo seguro a lo incierto, lo llano a lo escarpado. Acabamos haciendo todo lo contrario. Y a sabiendas de que es un error, de que no va a servirnos de nada, nos atrae más lo peligroso, lo prohibido. Somos libres, y la libertad es eso, capacidad de elección. Pues bien, como decía mi abuela: “El que elige el mal por su gusto, al infierno a quejarse.” Yo el primero, no faltaba más.

martes, 29 de abril de 2014

BUENAS NOCHES

Me van a perdonar –ustedes me tienen muy mal acostumbrado, y siempre me perdonan- que les hable de mí. Ya sé que no paro de hacerlo, pero, salvo para elogiarlos, prefiero no hablar de los demás. No por diplomacia, sino porque creo que es mejor no usurpar la voz de nadie, y cada uno conoce y debe narrar su propia historia. Nada más lejos de mí que ser historiador, y menos aún, juez. Soy demasiado ingenuo y respetuoso para contar o juzgar lo ajeno. Por suerte o por desgracia, aprecio tanto a mis amores, a mi familia, a mis amigos, a mis acreedores y deudores, que jamás me atrevería a hurgar en ellos. Conmigo hago y deshago a mi antojo. De mi vida cuento aquello que me apetece, porque es mía, porque me estoy yendo, y ya no aspiro a conquistar a nadie ni a recompensa alguna. Como la mayoría, he vendido humo, he sido vanidoso, he mentido. Ahora no vendo nada, asumo mis defectos, y no necesito mentir. En fin, he sido y soy humano.

lunes, 28 de abril de 2014

BUENAS NOCHES


El que no haya hecho alguna vez en su vida el idiota, que levante la mano. Por supuesto que no es lo mismo hacerlo que serlo. En mi caso, y por la cuenta que me trae, prefiero no analizarlo. Hay momentos en los que el corazón nos traiciona, –mejor que nos traicione él a nosotros, que nosotros a él-, y acabamos buscando como locos la piedra con la que ya tropezamos, por tropezar con la misma de nuevo. Es cierto que si aprietas una piedra en tu mano, acabarás sintiéndola latir. Pero no te engañes, el que sientes y padeces eres tú, no ella. Y aunque me disgusta tener que reconocerlo, las piedras y los imposibles existen y son como son. Ellas no sienten ni padecen, y hay cosas que por más que deseemos que sean, no serán nunca. Creer lo contrario es hacer el idiota o serlo, y me temo que yo, a menudo, lo hago o lo soy. Aunque, bien mirado, peor sería ser inteligente y cuerdo todo el tiempo, o aparentarlo. Hay idiotas que afirman que tropezar puede llegar a ser divertido, y que cayendo se aprende a caer. Yo, la verdad, aún no he llegado a tanto. Mientras escribía esto, recordé la frase de Tristan Tzara: “Mírenme bien! Soy idiota, soy un farsante, soy un bromista… ¡Soy como todos ustedes!” Y sin mirarme al espejo ni detenerme a pensar mucho, le doy la razón.

sábado, 26 de abril de 2014

BUENAS NOCHES


Estamos todo el tiempo dando y recibiendo opiniones, explicando lo que no sabemos o dejando que nos lo expliquen otros que tampoco lo saben, abriendo y cerrando puertas que ni siquiera existen. ¿Para qué todo eso? ¿Cómo es que a mí, que no sé nada de nada, muchos me llaman maestro, cuando ni tan siquiera soy un aprendiz, ya que, para serlo, primero tendría que saber lo que quiero o necesito aprender? La ignorancia es muy atrevida, y los humanos somos excesivamente atrevidos. Esta tarde escribí o arme un poema de golpe, que es como suelo hacerlo. Después, al leerlo, me quedé pensando, y todo para acabar preguntándome lo mismo de siempre: ¿Por qué he escrito esto? ¿Alguien lo va a entender? Bueno, menos mal que al publicarlo me libré de él, y de la tentación de corregirlo, que, en mi caso, suele acabar en una cruenta carnicería. Lo que en principio, con sus aciertos e imperfecciones, estaba vivo, lo acabo mutilando o matando. Pues nada, lo hecho, hecho está, y a otra cosa. No sé por qué me viene a la memoria este epigrama de Horacio: “Comiste bastante, jugaste bastante y también bebiste; Tiempo de que te vayas.” Además de gran poeta, el romano era un hombre lúcido y sensato. Yo no lo soy; por eso me quedo, y nada me parece bastante.

viernes, 25 de abril de 2014

BUENAS NOCHES


Es cierto -Porchia tenía razón-, cuando hablo o junto letras es porque me ha vencido lo que digo. De lo contrario, me quedaría en silencio. No merecemos las palabras, nos las dan porque nos las dan, y como no son nuestras, mejor regalarlas. Ya sé que hay quienes comercian con ellas, las venden y las compran como mercaderías. Bueno, es un modo como otro cualquiera de ganarse el sustento. No me parece mal. Pero yo las regalo, precisamente porque no son mías, sino de los que me las dieron, de aquellos que he leído y escuchado a lo largo de mi vida, y de los que, sin haber escrito nada, hablándola también enriquecieron la lengua. Ni siquiera debo enorgullecerme del supuesto don de saber usarlas, ya que es un privilegio que me fue concedido sin haber hecho nada para merecerlo.

Me río al recordar la de veces que me pidieron que escribiera misivas de amor o poemas destinados a enamorar a alguien. Sudé tinta al hacerlo, porque no soy Cyrano. Jamás he intentado conquistar a nadie, y tampoco sabría cómo hacerlo. En estos casos, las palabras pasan a ser placebos en los que algunos depositan toda su fe. Pero por si solas no enamoran, y mejor un simple “te amo” propio, que mil versos ajenos. Uno acepta el encargo –qué remedio-, y lo cumple como mejor sabe y puede. Lo que suceda después será mérito o demerito del que se lo encargó. En el amor es uno mismo el que ha de servir de cebo. Lo demás es “pan para hoy y hambre para mañana”, humo, brindis al sol.

miércoles, 23 de abril de 2014

BUENAS NOCHES

Anoche en la calle oí cantar a un grillo. Me pregunto si sería Titono. ¿Qué quién era Titono? Pues era hijo del rey troyano Laomedonte, y primo de Héctor y París. Un joven tan atractivo que la diosa Eos –Aurora para los latinos- se enamoró perdidamente de él, y le pidió a Zeus que lo hiciera inmortal. Se lo concedió, pero, o bien porque la diosa anduvo despistada y no pidió también la eterna juventud, o porque el padre de los dioses sintió celos del muchacho, Titono fue envejeciendo hasta que, encogido y arrugado, se convirtió en grillo. Se dice que cuando Aurora despierta y riega la tierra con el rocío de sus lágrimas, Titono sacia su sed con ellas. Y si alguien, como yo anoche, le pregunta qué desea, siempre responde: Mori, mori, mori… que en latín significa estar muerto.

Ya ven que hasta algo tan simple y natural como el canto del grillo, los antiguos helenos lo mitificaban y convertían en leyenda. Por eso, al igual que Borges, reconozco que mis contemporáneos son los griegos. Y este viejo búho, que no cambia a Atenea por ninguna otra diosa, espera que sea ella la que lo despida con una sonrisa, a orillas del Leteo.

martes, 22 de abril de 2014

BUENAS NOCHES


El ser humano está condicionado por tres cosas fundamentales, basadas en la creencia de que el tiempo es lineal y hemos de recorrerlo obligatoriamente hacia adelante. El pasado quedó atrás, el presente lo estamos viviendo, y el futuro está por llegar. Si olvido el pasado, no sabré quien soy. Si sólo me preocupo del presente sin pensar en el porvenir, arruinaré mi futuro. Si me obsesiono con el futuro estaré malgastando lo único real y tangible que poseo, y renunciando a la posibilidad de disfrutarlo. Parece complicado pero no lo es. Se trata de recordar lo que nos costó ser lo que somos y tener lo que tenemos, sacarle el mejor partido posible, y dejar algo para mañana, por si acaso. Los cantos de sirenas de quienes afirman que el pasado no existe y el futuro tampoco, nos pueden llevar a quemar las naves innecesariamente, y a echar toda la carne en el asador. Mejor no hacerlo porque es preferible navegar que salir nadando, y en vez de hartarnos reservar lo necesario para, en caso de apuro, evitar el hambre. No me refiero solo a lo material, ya que el exceso de romanticismo también puede llevarnos a situaciones extremas y dolorosas que, con un mínimo de sensatez, podríamos evitar. Como lo conozco, sé que el amor raya en lo irracional, y que tratar de imponerle condiciones y reglas es tarea imposible, porque al viento no se le ata, ni el mar cabe en una botella. No obstante, si podemos y debemos establecer ciertos límites. Todos los tenemos en mente, y a mí se me ocurren dos: respeto y confianza. Se podrán cuestionar y discutir otros, pero no estos. Sin ellos, la relación se tambalea y, antes o después, cae.

domingo, 20 de abril de 2014

BUENAS NOCHES


El soneto ¡MOLTO PIU AVANTI ANCORA! de Almafuerte que compartí esta tarde, es el poema más duro y realista que he leído en mi vida. Cuando lo leí por primera vez me provocó un tremendo rechazo. Un juntaletras joven y perdidamente enamorado no podía aceptar algo así. Hoy sé que es cierto cuanto en él se dice, y de haberlo entendido entonces, ni les cuento la de errores y fracasos que me habría evitado. Pero ni modo, si ni siquiera nuestra propia experiencia nos salva en ciertos casos, cómo nos va a salvar la ajena. Alguien dijo una vez que los poetas no van al cielo, y estoy por darle la razón. Los juntaletras somos menos brillantes y clarividentes, pero compartimos con ellos la misma visión de la realidad, y ese trasfondo de amargura, consecuencia de mil y un desengaños, que acaba marchitándonos la fe. Para Ibsen, quitarle al pobre la mentira es quitarle la felicidad. Es cierto, y a los que la odiamos nos está vedada. Nadie es feliz sin una alta dosis de fantasía, y algunos –hartos de sus efectos secundarios- hemos renunciado a ella. En mi caso, prefiero no engañarme ni que me engañen con placebos y sucedáneos. Me quedo con el gris de mi vida cotidiana, y no echo de menos el brillo de oropeles y lentejuelas. Sé bien que no es lo mismo querer que amar, convencer que encandilar, andar que volar, pero mejor el encanto de lo cierto, que me vale para estar tranquilo y hasta contento. No pido ni necesito más.

sábado, 19 de abril de 2014

BUENAS NOCHES


En cierta ocasión pregunté a alguien si lo que escribía iba dirigido a mí. La respuesta fue un “no” tan doloroso como un latigazo. Hizo bien, y nada que objetar al castigo, por duro que sea, si uno lo tiene merecido. Hay casos en los que es malo y hasta suicida interpretar alegremente lo que otro dice o escribe. También es cierto que es irresponsable y arriesgada la ambigüedad. Pero no todo el mundo puede, sabe o quiere decir las cosas a la cara, y ante la duda, y por si acaso, –“gato escaldado, del agua fría huye”-, el que junta estas letras ya no pregunta nada si se siente aludido, y ante el menor atisbo de duda prefiere ser prudente y callar. De los golpes se aprende, o se debería aprender. Como lo que no quiero para mí no lo quiero para nadie, cuando no especifico y cito nombres, mis palabras no van dirigidas a alguien en concreto sino a todos los que quieran leerme, y no contienen mensajes subliminales. Escribo sobre aquello que me tocó vivir, disfrutar o padecer, pero créanme que lo que tuve que decirle a alguien ya se lo dije en su momento, y si tuviera que repetirlo se lo diría directamente, en privado o en público, sin andarme por las ramas, porque hay asuntos con los que es mejor no jugar.

miércoles, 16 de abril de 2014

BUENAS NOCHES

Todo está en silencio, y el silencio no es la falta de sonidos sino de ruidos, y aunque parezca lo mismo, no lo es. La música de los grandes compositores, la lluvia, el viento, el mar, el canto de los pájaros, la voz o la risa de la persona amada, navegan el silencio sin alterarlo ni romperlo. Tampoco las definiciones de frío o calor son exactas. Yo me he sentido helado en pleno verano, y sofocado en invierno. Depende de cómo te sientas, de con quién estés y de lo que estés haciendo.

En los últimos días estoy, como mi amiga la luna el pasado martes, en pleno eclipse. Los míos suelen durar más, y se reflejan en lo que escribo, pero tampoco tienen consecuencias. Cuando entre la realidad y yo se interpone el pasado, mi vida se ensombrece. Imagino que, con mayor o menor frecuencia, nos sucede a todos, y no hay razón alguna para sentirse triste o apesadumbrado. Selene no cambia por vestirse de negro o de rojo durante unos minutos, y este juntaletras continuará siendo el mismo después de ver pasar ante sus ojos a la que ayer fue un sol, y hoy, apagada, sólo es el recuerdo de un recuerdo.

martes, 15 de abril de 2014

BUENAS NOCHES


La luna roja no pasa de ser un mero eclipse, un espectáculo tan natural como el amanecer o el ocaso. Nuestra atávica tendencia al esoterismo y la mitificación nos hace ver en ella misterios y presagios. Inconscientemente el color rojo lo relacionamos con la violencia, la pasión, el fuego y la sangre. También es normal que el azar nos depare sorpresas, y ponga ante nuestros ojos imágenes que, en la memoria –sólo en ella-, reavivan vivencias del pasado. Lo malo, por más que a veces resulta inevitable, es sobredimensionar y confundir lo real con lo irreal, lo vivo con lo muerto. El amor y el fuego, una vez apagados y fríos no vuelven a arder si no los prendemos, y para hacerlo, no valen las cerillas usadas. Y como tampoco los recuerdos ni las cenizas son combustibles, si queremos que ardan, tendremos que aportar sentimientos y leña. Del pasado se aprende, pero es inhabitable. Todo lo que afecta e importa está en el presente. Aquí y ahora es posible hacer y deshacer, continuar, acabar, o comenzar de nuevo. Para mí recordar no supone añorar el ayer. Si quiero recuperar a alguien o algo que he perdido, si es posible, estaré dispuesto a luchar hasta las últimas consecuencias. Si es imposible lucharé igual, pero lograrlo me llevará más tiempo. 

lunes, 14 de abril de 2014

BUENAS NOCHES


Te veo muy sonriente en una foto tras veintidós interminables años. Aún tu mirada triste me recuerda a aquella que amé tanto. A la que eres ahora no la culpo: sé bien que no eres ya la que juró amarme para siempre, como tampoco yo soy el que antaño, por creer en sus promesas, acabó convertido en un patético personaje de tango. Del “siempre”, que apenas si duró dos primaveras, guardo un recuerdo amargo. Mirando tu retrato me doy cuenta de que el tiempo y el mar, cuando menos lo esperas, te devuelven los restos del naufragio. ¿Y para qué mentir?, si yo pudiera regresar al pasado sabiendo lo que sé, no dudaría en volver a embarcarme, con la que fuiste entonces, en una travesía de antemano condena al fracaso.

domingo, 13 de abril de 2014

BUENAS NOCHES

Todos recordamos nuestros amores. Independientemente del resultado nos enriquecieron tanto que son inolvidables y da gusto recrearlos. Pero hay otros amores que ni siquiera llegaron a nacer. Se malograron, murieron o los matamos cuando apenas eran semillas o pequeños brotes de ilusión y cariño, y jamás sabremos lo que hubieran podido llegar a ser. De estos, que ni siquiera merecen el calificativo de fracasos, hablamos y escribimos poco. No obstante, aún me acuerdo de alguno de los míos, y sin cuestionarme nada a estas alturas ni hacerme preguntas necias a las que no sabría responder, repaso lo vivido y sentido entonces. Una leve sonrisa y un poco de ternura en los ojos son el resultado de estas breves inmersiones en lo que pudo ser y no fue. Somos la consecuencia de lo que hicimos y de lo que dejamos de hacer.

En un viejo poemario encontré esta tarde una amapola aplastada y seca, y una amarillenta hoja de papel. “Eres la que esperaba, la que siempre soñé.” Creo saber a quién le dediqué esas letras hace más de cuarenta años, aunque después no fue ella, -que no leyó ese verso ni supo ni sabrá nunca que lo escribí-, la que me enseñó que el amor por más que lo esperes te sorprende cuando menos lo esperas, y no en sueños sino en la realidad. 

sábado, 12 de abril de 2014

BUENAS NOCHES


De siempre me encantaron los jardines. Crecí entre flores –mi madre la más bella-, y su fragancia fresca y dulce me acompaña y me inspira siempre. Los he conocido grandes y suntuosos, esculpidos a cortes de tijera. Pero prefiero aquellos que reflejan la naturaleza tal cual es, exuberante y caprichosa a la vez. He amado, soñado, leído y escrito en ellos. Dibujé, pinté y fotografié su bucólico encanto. De algunos podría reconocer las cristalinas voces de sus fuentes, porque el agua, al igual que nosotros, se expresa diferente en cada una de ellas. Los suelo rebautizar a mi antojo, así el de Murillo en Sevilla es para mí el jardín de los adioses, el del Retiro en Madrid, el de la amistad, el de Santa Margarita en la Coruña, el de la poesía y los sueños, el Jardín Canario en Las Palmas de Gran Canaria es el de lo prohibido, el Jardín del Beso en Xátiva es el de la ilusión, y hay muchísimos más. Cada uno de ellos, como cualquier otro paisaje en mi vida, va íntimamente asociado a la imagen y al nombre de una mujer, y a amores tan bellos y sublimes que para no morir se refugiaron en el ayer, y en él permanecen a salvo de los embates del presente. Como también la verdadera amistad es amor, aunque sin sexo, en todos esos jardines amé a la que iba a mi lado. No presumo de bueno, ni de sabio, ni soy un buen poeta, pero si de algo puedo enorgullecerme es de haber amado. Y si me fuera permitido llevarme algo al más allá en el que creo y descreo a cada instante, sin dudarlo me llevaría los recuerdos de las mujeres que amé. Algunas me correspondieron, otras no. Pero por lo mucho que me aportaron, el más bello de los jardines del mundo lo llevo en mi memoria.

viernes, 11 de abril de 2014

BUENAS NOCHES



Fue hace cincuenta y ocho años, era de noche y llovía a cántaros. Un taxi cruzó la ciudad desierta a esas horas. En el asiento trasero una mujer a punto de parir apretaba los dientes para no quejarse. No puedo evitar emocionarme al contarlo: entró en el hospital por su propio pie sin ayuda de nadie, y como le habían diagnosticado un parto difícil, con voz firme pidió a los que la atendían: “Piensen en mi hijo antes que en mí”. Media hora después abandoné el cuerpo de aquella mujer sencilla y admirable como pocas, y me hicieron llorar por primera vez. Todo esto me lo contó mi padre, a mi madre no le gustaba hablar de ello. “Vaya cosa –nos decía- cualquier mujer habría hecho lo mismo.” Alguna vez me han dicho, no sé si como halago o reproche: “Cuando tú naciste rompieron el molde”. Yo sé que es incierto, el molde, único e irrepetible, se rompió el día que ella murió.

jueves, 10 de abril de 2014

BUENAS NOCHES

Muchos están obsesionados por la eterna juventud. Les horroriza envejecer, detestan sus arrugas, y tratan de imitar a los jóvenes vistiendo y comportándose como ellos. En ciertos casos rayan en lo patético y lo ridículo, sin caer en la cuenta que lo importante no es la apariencia externa sino lo que atesoramos dentro, y que las huellas de la edad lejos de avergonzarnos tendrían que enorgullecernos pues son consecuencias de lo que hemos vivido.    

Según parece, existe la inmortalidad. Una medusa, la Turritopsis Nutricula, siempre que se mantenga en las condiciones adecuadas, goza de ese privilegio y cuando envejece vuelve a rejuvenecer hasta llegar a su estado más joven. Me cuentan que están estudiando el por qué sus células son capaces de volver a su estado inicial. El día que encuentren la respuesta, a través de manipulaciones genéticas tal vez consigan que las nuestras actúen igual. Ese día habremos desterrado a la muerte o, al menos, podríamos prolongar nuestras vidas unos centenares de años más. Es posible, pero lo que no sé es si, llegado el caso, deberíamos celebrarlo o echarnos a temblar.

miércoles, 9 de abril de 2014

BUENAS NOCHES


Todos, desde el más sabio al más ignorante, desde el más famoso al más anónimo de los seres humanos, tenemos una misión que cumplir y, mejor o peor, la cumplimos. Cuando las circunstancias o la propia pereza nos desvían del camino y nos paralizan, siempre sucede algo o aparece alguien que nos impulsa hacia delante y nos recuerda el rumbo a seguir. Esto no es determinismo, ni supone una merma de libertad, sino al contrario, ya que somos libres de elegir el qué, el cómo, el cuándo y el dónde, pero lo que no podemos es no hacer nada. Cuántas veces al preguntarle a alguien ¿qué haces?, me responde que no hace nada. Y no es cierto, porque se refiere a la inactividad voluntaria o forzosa en la vida laboral o el ocio, y el mero hecho de estar donde está y responderme implica hacer algo. La mayoría de nosotros no podemos hacer en todo momento lo que nos apetece, y tal vez sea mejor así. Una sociedad en la que cada uno de los que la componen pudiera actuar según sus apetencias y caprichos, sería un verdadero infierno. El que se propone un determinado objetivo y posee méritos y voluntad suficientes para lograrlo, sean cuales sean los obstáculos, lo conseguirá. Quienes duden que es así, que ni se tomen la molestia de intentarlo, porque fracasarán. Es básico creer en uno mismo, pero sin engañarse ni dejarse engañar. Por ejemplo: yo jamás seré Jorge Luís Borges, y sería un imbécil si aspirase a serlo, pero si me esfuerzo en mejorar llegaré a ser un juntaletras aceptable, y en eso estoy. Una cerilla nunca será el sol, pero en la medida de sus posibilidades es útil y capaz de alumbrar.

domingo, 6 de abril de 2014

BUENAS NOCHES


Hoy he estado todo el día removiendo viejos papeles. Leer lo que escribí hace años, y ya tenía olvidado, me convierte en un espectador de mi propia vida. Reconozco la obra y al personaje, recuerdo cómo era entonces, pero no me identifico demasiado con él o, mejor dicho, con ellos, porque son varios. El tiempo y las circunstancias nos remodelan a su antojo sin que nos demos cuenta. Nosotros, y quienes nos ven a diario, somos incapaces de percibir los cambios que se reflejan mejor en las letras que en los espejos. Cuántas diferencias y contradicciones entre el Tomás de ayer y el de hoy. Ignoro si para bien o para mal, sólo sé que soy o me siento otro. Muchos de esos papeles merecerían acabar de una vez en la papelera, pero como una especie de memoria auxiliar que explica muchas cosas, seguirán ahí dormidos hasta que yo no esté y alguien decida hacer limpieza.

martes, 1 de abril de 2014

BUENAS NOCHES

No somos imparciales ni objetivos con nosotros mismos ni con los demás. Lo máximo que podemos hacer es aproximarnos a la verdad sin llegar a poseerla nunca. Nuestro cerebro es prodigioso pero incapaz de saberlo y analizarlo todo y, por si fuera poco, el corazón recrea y distorsiona la realidad. En el fondo somos ícaros a los que se nos permite volar siempre que no nos acerquemos al sol. Si cometemos la osadía y la torpeza de hacerlo, nuestras endebles alas se funden y acabamos estrellados contra el suelo. La vida es como esos amores que complicamos innecesariamente. El hijo de Dédalos la perdió en el intento, nosotros perdemos la esperanza. De modo que me apetece volar bajito como mis queridos gorriones que no envidian al ganso asiático, capaz de sobrevolar el Everest, y son felices a ras de suelo. Medir y administrar bien las propias fuerzas es de sabios. Yo jamás supe hacerlo