Claro, a uno le gustaría escribir versos capaces de abrir el
corazón de alguna. Pero los versos no son llaves, ni siquiera ganzúas, y hay
cerraduras heméticas que la poesía no abre. Si ni siquiera un dios logra el
prodigio, si Eros también fracasa en el intento, que lo logre un mortal con un
puñado de palabras es pedir demasiado. Pero a pesar de todo, y aun sabiendo que
es improbable, merece la pena intentarlo. La vida humana –para qué engañarnos-
es un sin fin de intentos fallidos, y unos cuantos aciertos que, en cierto
modo, la justifican. Así es, y así debemos aceptarla. Disfrutemos del viaje
aunque no nos lleve a ninguna parte, y el timón nos desobedezca, y la brújula,
enloquecida, no sea fiable ni señale el norte. Lo sensato y lo fácil sería amar
a quien nos ama, preferir lo posible a lo imposible, lo seguro a lo incierto,
lo llano a lo escarpado. Acabamos haciendo todo lo contrario. Y a sabiendas de
que es un error, de que no va a servirnos de nada, nos atrae más lo peligroso,
lo prohibido. Somos libres, y la libertad es eso, capacidad de elección. Pues
bien, como decía mi abuela: “El que elige el mal por su gusto, al infierno a
quejarse.” Yo el primero, no faltaba más.
miércoles, 30 de abril de 2014
martes, 29 de abril de 2014
BUENAS NOCHES
Me van a perdonar –ustedes me tienen muy mal acostumbrado, y siempre me
perdonan- que les hable de mí. Ya sé que no paro de hacerlo, pero, salvo para
elogiarlos, prefiero no hablar de los demás. No por diplomacia, sino porque
creo que es mejor no usurpar la voz de nadie, y cada uno conoce y debe narrar
su propia historia. Nada más lejos de mí que ser historiador, y menos aún,
juez. Soy demasiado ingenuo y respetuoso para contar o juzgar lo ajeno. Por
suerte o por desgracia, aprecio tanto a mis amores, a mi familia, a mis amigos,
a mis acreedores y deudores, que jamás me atrevería a hurgar en ellos. Conmigo
hago y deshago a mi antojo. De mi vida cuento aquello que me apetece, porque es
mía, porque me estoy yendo, y ya no aspiro a conquistar a nadie ni a recompensa
alguna. Como la mayoría, he vendido humo, he sido vanidoso, he mentido. Ahora
no vendo nada, asumo mis defectos, y no necesito mentir. En fin, he sido y soy
humano.
lunes, 28 de abril de 2014
BUENAS NOCHES
El que no haya hecho alguna vez en su vida el idiota, que
levante la mano. Por supuesto que no es lo mismo hacerlo que serlo. En mi caso,
y por la cuenta que me trae, prefiero no analizarlo. Hay momentos en los que el
corazón nos traiciona, –mejor que nos traicione él a nosotros, que nosotros a él-,
y acabamos buscando como locos la piedra con la que ya tropezamos, por tropezar
con la misma de nuevo. Es cierto que si aprietas una piedra en tu mano,
acabarás sintiéndola latir. Pero no te engañes, el que sientes y padeces eres
tú, no ella. Y aunque me disgusta tener que reconocerlo, las piedras y los
imposibles existen y son como son. Ellas no sienten ni padecen, y hay cosas que
por más que deseemos que sean, no serán nunca. Creer lo contrario es hacer el
idiota o serlo, y me temo que yo, a menudo, lo hago o lo soy. Aunque, bien
mirado, peor sería ser inteligente y cuerdo todo el tiempo, o aparentarlo. Hay
idiotas que afirman que tropezar puede llegar a ser divertido, y que cayendo se
aprende a caer. Yo, la verdad, aún no he llegado a tanto. Mientras escribía
esto, recordé la frase de Tristan Tzara: “Mírenme bien! Soy idiota, soy un
farsante, soy un bromista… ¡Soy como todos ustedes!” Y sin mirarme al espejo ni
detenerme a pensar mucho, le doy la razón.
sábado, 26 de abril de 2014
BUENAS NOCHES
Estamos todo el tiempo dando y recibiendo opiniones,
explicando lo que no sabemos o dejando que nos lo expliquen otros que tampoco
lo saben, abriendo y cerrando puertas que ni siquiera existen. ¿Para qué todo
eso? ¿Cómo es que a mí, que no sé nada de nada, muchos me llaman maestro,
cuando ni tan siquiera soy un aprendiz, ya que, para serlo, primero tendría que
saber lo que quiero o necesito aprender? La ignorancia es muy atrevida, y los
humanos somos excesivamente atrevidos. Esta tarde escribí o arme un poema de
golpe, que es como suelo hacerlo. Después, al leerlo, me quedé pensando, y todo
para acabar preguntándome lo mismo de siempre: ¿Por qué he escrito esto?
¿Alguien lo va a entender? Bueno, menos mal que al publicarlo me libré de él, y
de la tentación de corregirlo, que, en mi caso, suele acabar en una cruenta
carnicería. Lo que en principio, con sus aciertos e imperfecciones, estaba
vivo, lo acabo mutilando o matando. Pues nada, lo hecho, hecho está, y a otra
cosa. No sé por qué me viene a la memoria este epigrama de Horacio: “Comiste
bastante, jugaste bastante y también bebiste; Tiempo de que te vayas.” Además
de gran poeta, el romano era un hombre lúcido y sensato. Yo no lo soy; por eso
me quedo, y nada me parece bastante.
viernes, 25 de abril de 2014
BUENAS NOCHES
Es cierto -Porchia tenía razón-, cuando hablo o junto letras
es porque me ha vencido lo que digo. De lo contrario, me quedaría en silencio.
No merecemos las palabras, nos las dan porque nos las dan, y como no son
nuestras, mejor regalarlas. Ya sé que hay quienes comercian con ellas, las
venden y las compran como mercaderías. Bueno, es un modo como otro cualquiera
de ganarse el sustento. No me parece mal. Pero yo las regalo, precisamente
porque no son mías, sino de los que me las dieron, de aquellos que he leído y
escuchado a lo largo de mi vida, y de los que, sin haber escrito nada,
hablándola también enriquecieron la lengua. Ni siquiera debo enorgullecerme del
supuesto don de saber usarlas, ya que es un privilegio que me fue concedido sin
haber hecho nada para merecerlo.
Me río al recordar la de veces que me pidieron que
escribiera misivas de amor o poemas destinados a enamorar a alguien. Sudé tinta
al hacerlo, porque no soy Cyrano. Jamás he intentado conquistar a nadie, y
tampoco sabría cómo hacerlo. En estos casos, las palabras pasan a ser placebos
en los que algunos depositan toda su fe. Pero por si solas no enamoran, y mejor
un simple “te amo” propio, que mil versos ajenos. Uno acepta el encargo –qué
remedio-, y lo cumple como mejor sabe y puede. Lo que suceda después será
mérito o demerito del que se lo encargó. En el amor es uno mismo el que ha de
servir de cebo. Lo demás es “pan para hoy y hambre para mañana”, humo, brindis
al sol.
miércoles, 23 de abril de 2014
BUENAS NOCHES
Anoche en la calle oí cantar a un grillo. Me pregunto si
sería Titono. ¿Qué quién era Titono? Pues era hijo del rey troyano Laomedonte,
y primo de Héctor y París. Un joven tan atractivo que la diosa Eos –Aurora para
los latinos- se enamoró perdidamente de él, y le pidió a Zeus que lo hiciera
inmortal. Se lo concedió, pero, o bien porque la diosa anduvo despistada y no
pidió también la eterna juventud, o porque el padre de los dioses sintió celos
del muchacho, Titono fue envejeciendo hasta que, encogido y arrugado, se
convirtió en grillo. Se dice que cuando Aurora despierta y riega la tierra con
el rocío de sus lágrimas, Titono sacia su sed con ellas. Y si alguien, como yo
anoche, le pregunta qué desea, siempre responde: Mori, mori, mori… que en latín
significa estar muerto.
Ya ven que hasta algo tan simple y natural como el canto del
grillo, los antiguos helenos lo mitificaban y convertían en leyenda. Por eso,
al igual que Borges, reconozco que mis contemporáneos son los griegos. Y este
viejo búho, que no cambia a Atenea por ninguna otra diosa, espera que sea ella
la que lo despida con una sonrisa, a orillas del Leteo.
martes, 22 de abril de 2014
BUENAS NOCHES
El ser humano está condicionado por tres cosas
fundamentales, basadas en la creencia de que el tiempo es lineal y hemos de
recorrerlo obligatoriamente hacia adelante. El pasado quedó atrás, el presente
lo estamos viviendo, y el futuro está por llegar. Si olvido el pasado, no sabré
quien soy. Si sólo me preocupo del presente sin pensar en el porvenir,
arruinaré mi futuro. Si me obsesiono con el futuro estaré malgastando lo único
real y tangible que poseo, y renunciando a la posibilidad de disfrutarlo.
Parece complicado pero no lo es. Se trata de recordar lo que nos costó ser lo
que somos y tener lo que tenemos, sacarle el mejor partido posible, y dejar
algo para mañana, por si acaso. Los cantos de sirenas de quienes afirman que el
pasado no existe y el futuro tampoco, nos pueden llevar a quemar las naves
innecesariamente, y a echar toda la carne en el asador. Mejor no hacerlo porque
es preferible navegar que salir nadando, y en vez de hartarnos reservar lo
necesario para, en caso de apuro, evitar el hambre. No me refiero solo a lo
material, ya que el exceso de romanticismo también puede llevarnos a
situaciones extremas y dolorosas que, con un mínimo de sensatez, podríamos
evitar. Como lo conozco, sé que el amor raya en lo irracional, y que tratar de
imponerle condiciones y reglas es tarea imposible, porque al viento no se le
ata, ni el mar cabe en una botella. No obstante, si podemos y debemos
establecer ciertos límites. Todos los tenemos en mente, y a mí se me ocurren
dos: respeto y confianza. Se podrán cuestionar y discutir otros, pero no estos.
Sin ellos, la relación se tambalea y, antes o después, cae.
domingo, 20 de abril de 2014
BUENAS NOCHES
El soneto ¡MOLTO PIU AVANTI ANCORA! de Almafuerte que
compartí esta tarde, es el poema más duro y realista que he leído en mi vida.
Cuando lo leí por primera vez me provocó un tremendo rechazo. Un juntaletras
joven y perdidamente enamorado no podía aceptar algo así. Hoy sé que es cierto
cuanto en él se dice, y de haberlo entendido entonces, ni les cuento la de
errores y fracasos que me habría evitado. Pero ni modo, si ni siquiera nuestra
propia experiencia nos salva en ciertos casos, cómo nos va a salvar la ajena.
Alguien dijo una vez que los poetas no van al cielo, y estoy por darle la
razón. Los juntaletras somos menos brillantes y clarividentes, pero compartimos
con ellos la misma visión de la realidad, y ese trasfondo de amargura,
consecuencia de mil y un desengaños, que acaba marchitándonos la fe. Para
Ibsen, quitarle al pobre la mentira es quitarle la felicidad. Es cierto, y a
los que la odiamos nos está vedada. Nadie es feliz sin una alta dosis de
fantasía, y algunos –hartos de sus efectos secundarios- hemos renunciado a
ella. En mi caso, prefiero no engañarme ni que me engañen con placebos y
sucedáneos. Me quedo con el gris de mi vida cotidiana, y no echo de menos el
brillo de oropeles y lentejuelas. Sé bien que no es lo mismo querer que amar,
convencer que encandilar, andar que volar, pero mejor el encanto de lo cierto,
que me vale para estar tranquilo y hasta contento. No pido ni necesito más.
sábado, 19 de abril de 2014
BUENAS NOCHES
En cierta ocasión pregunté a alguien si lo que escribía iba
dirigido a mí. La respuesta fue un “no” tan doloroso como un latigazo. Hizo
bien, y nada que objetar al castigo, por duro que sea, si uno lo tiene
merecido. Hay casos en los que es malo y hasta suicida interpretar alegremente
lo que otro dice o escribe. También es cierto que es irresponsable y arriesgada
la ambigüedad. Pero no todo el mundo puede, sabe o quiere decir las cosas a la
cara, y ante la duda, y por si acaso, –“gato escaldado, del agua fría huye”-,
el que junta estas letras ya no pregunta nada si se siente aludido, y ante el
menor atisbo de duda prefiere ser prudente y callar. De los golpes se aprende,
o se debería aprender. Como lo que no quiero para mí no lo quiero para nadie,
cuando no especifico y cito nombres, mis palabras no van dirigidas a alguien en
concreto sino a todos los que quieran leerme, y no contienen mensajes
subliminales. Escribo sobre aquello que me tocó vivir, disfrutar o padecer,
pero créanme que lo que tuve que decirle a alguien ya se lo dije en su momento,
y si tuviera que repetirlo se lo diría directamente, en privado o en público,
sin andarme por las ramas, porque hay asuntos con los que es mejor no jugar.
miércoles, 16 de abril de 2014
BUENAS NOCHES
Todo está en silencio, y el silencio no es la falta de
sonidos sino de ruidos, y aunque parezca lo mismo, no lo es. La música de los
grandes compositores, la lluvia, el viento, el mar, el canto de los pájaros, la
voz o la risa de la persona amada, navegan el silencio sin alterarlo ni
romperlo. Tampoco las definiciones de frío o calor son exactas. Yo me he
sentido helado en pleno verano, y sofocado en invierno. Depende de cómo te
sientas, de con quién estés y de lo que estés haciendo.
En los últimos días estoy, como mi amiga la luna el pasado
martes, en pleno eclipse. Los míos suelen durar más, y se reflejan en lo que
escribo, pero tampoco tienen consecuencias. Cuando entre la realidad y yo se
interpone el pasado, mi vida se ensombrece. Imagino que, con mayor o menor
frecuencia, nos sucede a todos, y no hay razón alguna para sentirse triste o
apesadumbrado. Selene no cambia por vestirse de negro o de rojo durante unos
minutos, y este juntaletras continuará siendo el mismo después de ver pasar
ante sus ojos a la que ayer fue un sol, y hoy, apagada, sólo es el recuerdo de
un recuerdo.
martes, 15 de abril de 2014
BUENAS NOCHES
La luna roja no pasa de ser un mero eclipse, un espectáculo
tan natural como el amanecer o el ocaso. Nuestra atávica tendencia al
esoterismo y la mitificación nos hace ver en ella misterios y presagios.
Inconscientemente el color rojo lo relacionamos con la violencia, la pasión, el
fuego y la sangre. También es normal que el azar nos depare sorpresas, y ponga
ante nuestros ojos imágenes que, en la memoria –sólo en ella-, reavivan
vivencias del pasado. Lo malo, por más que a veces resulta inevitable, es
sobredimensionar y confundir lo real con lo irreal, lo vivo con lo muerto. El
amor y el fuego, una vez apagados y fríos no vuelven a arder si no los
prendemos, y para hacerlo, no valen las cerillas usadas. Y como tampoco los
recuerdos ni las cenizas son combustibles, si queremos que ardan, tendremos que
aportar sentimientos y leña. Del pasado se aprende, pero es inhabitable. Todo
lo que afecta e importa está en el presente. Aquí y ahora es posible hacer y
deshacer, continuar, acabar, o comenzar de nuevo. Para mí recordar no supone
añorar el ayer. Si quiero recuperar a alguien o algo que he perdido, si es
posible, estaré dispuesto a luchar hasta las últimas consecuencias. Si es
imposible lucharé igual, pero lograrlo me llevará más tiempo.
lunes, 14 de abril de 2014
BUENAS NOCHES
Te veo muy sonriente en una foto tras veintidós
interminables años. Aún tu mirada triste me recuerda a aquella que amé tanto. A
la que eres ahora no la culpo: sé bien que no eres ya la que juró amarme para
siempre, como tampoco yo soy el que antaño, por creer en sus promesas, acabó
convertido en un patético personaje de tango. Del “siempre”, que apenas si duró
dos primaveras, guardo un recuerdo amargo. Mirando tu retrato me doy cuenta de
que el tiempo y el mar, cuando menos lo esperas, te devuelven los restos del
naufragio. ¿Y para qué mentir?, si yo pudiera regresar al pasado sabiendo lo
que sé, no dudaría en volver a embarcarme, con la que fuiste entonces, en una
travesía de antemano condena al fracaso.
domingo, 13 de abril de 2014
BUENAS NOCHES
Todos recordamos nuestros amores. Independientemente del
resultado nos enriquecieron tanto que son inolvidables y da gusto recrearlos.
Pero hay otros amores que ni siquiera llegaron a nacer. Se malograron, murieron
o los matamos cuando apenas eran semillas o pequeños brotes de ilusión y cariño,
y jamás sabremos lo que hubieran podido llegar a ser. De estos, que ni siquiera
merecen el calificativo de fracasos, hablamos y escribimos poco. No obstante,
aún me acuerdo de alguno de los míos, y sin cuestionarme nada a estas alturas
ni hacerme preguntas necias a las que no sabría responder, repaso lo vivido y
sentido entonces. Una leve sonrisa y un poco de ternura en los ojos son el
resultado de estas breves inmersiones en lo que pudo ser y no fue. Somos la
consecuencia de lo que hicimos y de lo que dejamos de hacer.
En un viejo poemario encontré esta tarde una amapola
aplastada y seca, y una amarillenta hoja de papel. “Eres la que esperaba, la
que siempre soñé.” Creo saber a quién le dediqué esas letras hace más de
cuarenta años, aunque después no fue ella, -que no leyó ese verso ni supo ni
sabrá nunca que lo escribí-, la que me enseñó que el amor por más que lo
esperes te sorprende cuando menos lo esperas, y no en sueños sino en la
realidad.
sábado, 12 de abril de 2014
BUENAS NOCHES
De siempre me encantaron los jardines. Crecí entre flores
–mi madre la más bella-, y su fragancia fresca y dulce me acompaña y me inspira
siempre. Los he conocido grandes y suntuosos, esculpidos a cortes de tijera.
Pero prefiero aquellos que reflejan la naturaleza tal cual es, exuberante y
caprichosa a la vez. He amado, soñado, leído y escrito en ellos. Dibujé, pinté
y fotografié su bucólico encanto. De algunos podría reconocer las cristalinas
voces de sus fuentes, porque el agua, al igual que nosotros, se expresa
diferente en cada una de ellas. Los suelo rebautizar a mi antojo, así el de
Murillo en Sevilla es para mí el jardín de los adioses, el del Retiro en
Madrid, el de la amistad, el de Santa Margarita en la Coruña, el de la poesía y
los sueños, el Jardín Canario en Las Palmas de Gran Canaria es el de lo
prohibido, el Jardín del Beso en Xátiva es el de la ilusión, y hay muchísimos
más. Cada uno de ellos, como cualquier otro paisaje en mi vida, va íntimamente
asociado a la imagen y al nombre de una mujer, y a amores tan bellos y sublimes
que para no morir se refugiaron en el ayer, y en él permanecen a salvo de los
embates del presente. Como también la verdadera amistad es amor, aunque sin
sexo, en todos esos jardines amé a la que iba a mi lado. No presumo de bueno,
ni de sabio, ni soy un buen poeta, pero si de algo puedo enorgullecerme es de
haber amado. Y si me fuera permitido llevarme algo al más allá en el que creo y
descreo a cada instante, sin dudarlo me llevaría los recuerdos de las mujeres
que amé. Algunas me correspondieron, otras no. Pero por lo mucho que me
aportaron, el más bello de los jardines del mundo lo llevo en mi memoria.
viernes, 11 de abril de 2014
BUENAS NOCHES
Fue hace cincuenta y ocho años, era de noche y llovía a
cántaros. Un taxi cruzó la ciudad desierta a esas horas. En el asiento trasero
una mujer a punto de parir apretaba los dientes para no quejarse. No puedo
evitar emocionarme al contarlo: entró en el hospital por su propio pie sin
ayuda de nadie, y como le habían diagnosticado un parto difícil, con voz firme
pidió a los que la atendían: “Piensen en mi hijo antes que en mí”. Media hora
después abandoné el cuerpo de aquella mujer sencilla y admirable como pocas, y
me hicieron llorar por primera vez. Todo esto me lo contó mi padre, a mi madre
no le gustaba hablar de ello. “Vaya cosa –nos decía- cualquier mujer habría
hecho lo mismo.” Alguna vez me han dicho, no sé si como halago o reproche:
“Cuando tú naciste rompieron el molde”. Yo sé que es incierto, el molde, único
e irrepetible, se rompió el día que ella murió.
jueves, 10 de abril de 2014
BUENAS NOCHES
Muchos están obsesionados por la eterna juventud. Les
horroriza envejecer, detestan sus arrugas, y tratan de imitar a los jóvenes
vistiendo y comportándose como ellos. En ciertos casos rayan en lo patético y
lo ridículo, sin caer en la cuenta que lo importante no es la apariencia
externa sino lo que atesoramos dentro, y que las huellas de la edad lejos de
avergonzarnos tendrían que enorgullecernos pues son consecuencias de lo que
hemos vivido.
Según parece, existe la inmortalidad. Una medusa, la
Turritopsis Nutricula, siempre que se mantenga en las condiciones adecuadas,
goza de ese privilegio y cuando envejece vuelve a rejuvenecer hasta llegar a su
estado más joven. Me cuentan que están estudiando el por qué sus células son
capaces de volver a su estado inicial. El día que encuentren la respuesta, a
través de manipulaciones genéticas tal vez consigan que las nuestras actúen
igual. Ese día habremos desterrado a la muerte o, al menos, podríamos prolongar
nuestras vidas unos centenares de años más. Es posible, pero lo que no sé es
si, llegado el caso, deberíamos celebrarlo o echarnos a temblar.
miércoles, 9 de abril de 2014
BUENAS NOCHES
Todos, desde el más sabio al más ignorante, desde el más
famoso al más anónimo de los seres humanos, tenemos una misión que cumplir y,
mejor o peor, la cumplimos. Cuando las circunstancias o la propia pereza nos
desvían del camino y nos paralizan, siempre sucede algo o aparece alguien que
nos impulsa hacia delante y nos recuerda el rumbo a seguir. Esto no es
determinismo, ni supone una merma de libertad, sino al contrario, ya que somos
libres de elegir el qué, el cómo, el cuándo y el dónde, pero lo que no podemos
es no hacer nada. Cuántas veces al preguntarle a alguien ¿qué haces?, me
responde que no hace nada. Y no es cierto, porque se refiere a la inactividad
voluntaria o forzosa en la vida laboral o el ocio, y el mero hecho de estar
donde está y responderme implica hacer algo. La mayoría de nosotros no podemos
hacer en todo momento lo que nos apetece, y tal vez sea mejor así. Una sociedad
en la que cada uno de los que la componen pudiera actuar según sus apetencias y
caprichos, sería un verdadero infierno. El que se propone un determinado
objetivo y posee méritos y voluntad suficientes para lograrlo, sean cuales sean
los obstáculos, lo conseguirá. Quienes duden que es así, que ni se tomen la
molestia de intentarlo, porque fracasarán. Es básico creer en uno mismo, pero
sin engañarse ni dejarse engañar. Por ejemplo: yo jamás seré Jorge Luís Borges,
y sería un imbécil si aspirase a serlo, pero si me esfuerzo en mejorar llegaré
a ser un juntaletras aceptable, y en eso estoy. Una cerilla nunca será el sol,
pero en la medida de sus posibilidades es útil y capaz de alumbrar.
domingo, 6 de abril de 2014
BUENAS NOCHES
Hoy he estado todo el día removiendo viejos papeles. Leer lo
que escribí hace años, y ya tenía olvidado, me convierte en un espectador de mi
propia vida. Reconozco la obra y al personaje, recuerdo cómo era entonces, pero
no me identifico demasiado con él o, mejor dicho, con ellos, porque son varios.
El tiempo y las circunstancias nos remodelan a su antojo sin que nos demos
cuenta. Nosotros, y quienes nos ven a diario, somos incapaces de percibir los
cambios que se reflejan mejor en las letras que en los espejos. Cuántas
diferencias y contradicciones entre el Tomás de ayer y el de hoy. Ignoro si
para bien o para mal, sólo sé que soy o me siento otro. Muchos de esos papeles
merecerían acabar de una vez en la papelera, pero como una especie de memoria
auxiliar que explica muchas cosas, seguirán ahí dormidos hasta que yo no esté y
alguien decida hacer limpieza.
martes, 1 de abril de 2014
BUENAS NOCHES
No somos imparciales ni objetivos con nosotros mismos ni con los demás.
Lo máximo que podemos hacer es aproximarnos a la verdad sin llegar a poseerla
nunca. Nuestro cerebro es prodigioso pero incapaz de saberlo y analizarlo todo
y, por si fuera poco, el corazón recrea y distorsiona la realidad. En el fondo
somos ícaros a los que se nos permite volar siempre que no nos acerquemos al
sol. Si cometemos la osadía y la torpeza de hacerlo, nuestras endebles alas se
funden y acabamos estrellados contra el suelo. La vida es como esos amores que
complicamos innecesariamente. El hijo de Dédalos la perdió en el intento,
nosotros perdemos la esperanza. De modo que me apetece volar bajito como mis
queridos gorriones que no envidian al ganso asiático, capaz de sobrevolar el
Everest, y son felices a ras de suelo. Medir y administrar bien las propias
fuerzas es de sabios. Yo jamás supe hacerlo
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