Decía
Borges que “el olvido es la única venganza y el único perdón”. Entonces algunos
no han perdonado, pero tampoco se vengaron. La osadía y la estupidez humana
pueden ser inconmensurables. Que quienes por mera cobardía han roto el corazón
al que juraban amar, le reprochen después que no los entiende, y les ofenda que
se sepa la verdad, es algo digno de figurar
en la monumental antología de lo absurdo y lo grotesco. Que pese a todo
continúen siendo amados es igual de incomprensible y también merece figurar en
ella. Menos mal que existe FB donde basta con pulsar una tecla para borrarse o
borrar al otro, y, como al que no pueden ver ni puede verlos ya no existe,
continuar viviendo como si tal cosa. Si hubiera que volver a encerrar a los
locos –a mí el primero-, no habría donde meter a tantos.
miércoles, 26 de agosto de 2015
martes, 25 de agosto de 2015
BUENAS NOCHES
Nosotros
ya no somos los mismos y el amor que hoy sentimos no es igual al de ayer.
Cambiamos y nos cambian constantemente, sin solución de continuidad. Lo perenne
no tiene porqué ser invariable, aunque en esencia sea lo mismo. ¿Nos enamoramos
sólo una vez, la primera, y después amamos de memoria? Quién sabe. Lo que cuenta
no es la teoría sino la práctica;
Sentirlo sin tratar de explicarlo. Porque no hay palabras con que definir el
amor, y él se expresa en su propio lenguaje. Los poetas no se resignan, y para
definirlo suelen emplear sinécdoques y metáforas. El resultado puede ser
hermoso y conmovedor, pero el mar no cabe en una botella ni el amor en un
verso, porque la parte no es el todo, y en este caso, el todo es infinito,
eterno, inmenso e inabarcable.
domingo, 23 de agosto de 2015
BUENAS NOCHES
Escribir
nos permite viajar a otros mundos, habitar otras almas, latir en corazones que
no son nuestros. Para mí la prosa está ligada a la pintura y la poesía a la
música. Ambas, prosa y poesía, pueden fundirse en un mismo escrito sin perder
ninguno de sus atributos. Experiencia e improvisación no son contradictorias y
aportan solidez y frescura al texto. La verticalidad del poema y la horizontalidad del ensayo,
el cuento o la novela, al unirse crean un espacio y una atmósfera
narrativo-poética insuperables. En la república del idioma, artesanos y
orfebres juntamos letras, contamos sílabas, engarzamos palabras, construimos
frases, armamos versos. La mayor recompensa por tan ardua labor es que una vez
acabada logre reflejar aquello que pusimos en ella: el alma. Si sólo refleja
virtuosismo, talento, inteligencia, hemos fracasado. Cuando no se persiguen
elogios ni admiración, sino complicidad, y que otros se vean reflejados en lo
escrito y sientan lo mismo o parecido a lo que sintió el escritor, poeta o
juntaletras, al escribirlo, no hay mayor premio que la fusión y comunión de
almas. Que el lector pase a ser autor y viceversa, ese debe ser el gran logro:
el resto es vanidad, humo que llena pero no alimenta.
viernes, 21 de agosto de 2015
BUENAS NOCHES
Un
juntaletras que se precie de serlo ha de escribir de todo. Como no espera
obtener ganancia alguna, es libre de decir lo que le apetece, y si después le
leen cuatro en vez de cinco tampoco pierde el sueño por eso. Antes alquilaba
mis mañanas y mis tardes, ya no, porque tampoco nadie querría alquilarlas, pero
mis noches siempre fueron mías. Por eso las apuro y
las estiro al máximo. Toda virtud que se exagera acaba convertida en defecto.
Vanagloriarme de la relativa libertad que disfruto cuando a nadie intereso como
esclavo, o de ser sincero si en nada iba a beneficiarme la hipocresía, no
tendría sentido. Soy como soy porque no sé ni puedo ser de otra manera, y eso
no tiene ningún mérito. Afortunadamente para mí, los que me conocen saben que
al juntar letras lo único que pretendo es liberarme de la sobrecarga emocional
de leer y pensar tanto, y aceptan felices o resignados lo que escribo, sin
pedirle peras a un olmo. Les quedo agradecido por ello. Si pudiera viajar,
conocer mundo, recibir flechazos de Cupido, ganar o perder batallas, cada noche
tendría cosas interesantes que contarles. Pero vivo recluido en mi viejo olivo,
que ni siquiera es torre de marfil ni se le parece, y sólo puedo hablarles de
lo que pasa en mi interior y en los libros. Sin orden ni concierto, porque en
mi cabeza las ideas se mueven a su antojo; vuelan, caen y se enredan cuanto les
place, y así no hay modo de ser coherente y no contradecirse. En fin, un
desastre.
jueves, 20 de agosto de 2015
BUENAS NOCHES
Una
de las grandes virtudes de la literatura es que nos permite convivir con los
muertos. En los últimos años se ha extendido la creencia de que nadie muere si
se le recuerda. Yo sigo creyendo que es justo y necesario morirse, y que si lo
anterior fuera del todo cierto no me dolerían tanto las ausencias. Pero debo
añadir que de esto, como de tantas otras cosas, no
sé nada de nada. Tendría siete u ocho años cuando vi morir a mi hermana
Soledad. Conocía la muerte en los libros, pero me impresionó verla tan de
cerca. No me asusté ni sentí pena, sólo curiosidad. Recuerdo que una vecina
dijo de mí: “Qué fuerte es este niño.” Muy propio de ciertos adultos el
malinterpretar las cosas; lo mío no era fortaleza sino inconsciencia. Días más
tarde cuando comencé a echarla de menos, me pasé horas y horas llorando sin
parar. Para los que tenemos el privilegio de formar parte de ella, la vida se
muestra en ocasiones dura y desagradable. Hasta en los caminos de rosas resulta
inevitable herirse con espinas que uno no espera ni ve. Cuanto más nos
acercamos a lo bello más expuestos estamos a esos punzantes e inesperados
pinchazos que nos recuerdan que en el placer también hay dolor, y en la
alegría, tristeza. Tan normales son los nacimientos como los entierros, y no es
bueno esconder nada bajo la alfombra. Además, últimamente aquí estamos solos,
como en familia, unos cuantos amigos charlando y compartiendo lo que pensamos y
sentimos a diario. Qué bien si participan otros; si no, nosotros a lo
nuestro.
miércoles, 19 de agosto de 2015
BUENAS NOCHES
Soy Tomás, y aunque
nunca he dejado de ser un niño, tengo la misma edad que el otro Tomás, que a
veces no me deja jugar. Yo no soy él, pero él tiene mucho de mí, aunque no
siempre quiera reconocerlo. Sé que trata de protegerme y cuidarme, pero apenas
si se protege y se cuida a si mismo, y lo que a él lo daña, nos daña a los dos.
Es mi hermano mayor, el padre que perdí, el amigo que nunca tuve, y
le tengo mucho cariño. Se siente culpable de no haberme ayudado a realizar mis
sueños. Bueno, también con los suyos fracasó, y de poco le sirvió mi ayuda. Se
ríe si le digo que le enseñé a escribir y a leer a los clásicos. Se enoja
cuando le hago ver que me está plagiando en los versos que le dedica a la mar o
a la luna. A mi me da igual porque son de los dos. Las mujeres que lo
conquistaron (él nunca conquistó a ninguna), me han querido y mimado tanto, que
no le perdono haberlas perdido. Con ellas podía mostrarme tal cual soy y era
feliz. Ahora me lee, sin reprocharme nada, aunque tampoco me va a dar la razón.
Te doy la gracias, viejo gruñón, por haberme dejado escribir este “buenas
noches”, y por permitirme compartir tu vida. Por dejarme jugar a la pelota con
otros niños en el parque, por fotografiar gaviotas y cometas para mí, por
publicar algunos de mis versos, por dejarme asomar a las ventanas de tus ojos y
columpiarme en tu maltrecho corazón.
Espero
que les guste esta frase de Dickens: “No está en mi naturaleza ocultar nada. No
puedo cerrar mis labios cuando he abierto mi corazón”. ¡Miren, el viejo búho
sonríe! ¡Adiós!
martes, 18 de agosto de 2015
BUENAS NOCHES
Por más que “nieve” y
“mármol” sean metáforas frecuentes en poesía, no hay nieve en el espíritu y
menos aún en el cuerpo. En el alma mal puede haber frío, y cuando lo hay en el
cuerpo, es que está muerto. El sentimiento y el deseo ya sean sinónimos o
antónimos, siempre van juntos, son inseparables. ¿Cómo amar a alguien sin
desearlo? ¿Cómo estar triste sin desear estar alegre? Lo uno es
parte y consecuencia de lo otro. Pero desde muy niños nos inoculan la vacuna
del falso pudor. Y lo llamo “falso” porque todo lo basado en tabúes y
prejuicios lo es. El verdadero pudor ayuda a evitar banales excesos y grotescos
exhibicionismos. El otro nos lleva a temer y a repudiar lo natural, lo obvio.
Ciertas pasiones, lejos de ser “bajas”, y aunque no todo el monte sea orégano,
nos elevan al séptimo cielo. La maldad, -que mal que nos pese, existe- está en
la mente no el cuerpo. A mí sólo me escandalizan la hipocresía y el mal gusto,
no la naturalidad y sencillez de la anatomía humana. Porque eso no hay vestido
que lo disimule o lo cubra, y es deplorable y feo.
domingo, 16 de agosto de 2015
BUENAS NOCHES
La memoria es como un
pura sangre, y hay que saber cuándo soltar o sujetar corto las riendas. Tan
malo es que se desboque como que se vuelva perezosa y mansa. Lo primero es
peligroso; lo segundo, muy aburrido. En ella es posible viajar en el tiempo,
incluso hacia delante. Me pregunto si no será lo que llamamos alma, o al menos,
parte fundamental de la misma.
Lo cierto es que sin ella no somos nadie. La posibilidad de perderla es más
aterradora que la muerte, tal vez porque hasta en el hipotético “más allá” es
necesaria. Dando por ciertas las creencias de algunos, cuando el día del
decisivo juicio nos interroguen sobre lo que hicimos o dejamos de hacer en este
mundo, cómo vamos a responder: No me acuerdo de nada.
Podría
escribir un libro de muchas, muchas páginas, sobre lo que recuerdo de mi lejana
o -si es cierto que la vida es un círculo- cercana infancia. Pero estaría
incompleto sin las aportaciones de otros. Déjenme madurar la idea, porque creo
que sería interesante crear en el bosque una sección en la que todo aquel que
quisiera hacerlo, nos hablara de su niñez, a ser posible adjuntando algunas
fotos. Denme su opinión al respecto, y si están de acuerdo lo pondremos en
marcha.
sábado, 15 de agosto de 2015
BUENAS NOCHES
Qué bien que se
apagaron las luces en el bosque que no son otra cosa que cocuyos y luciérnagas,
porque aquí no tenemos luz eléctrica ni falta que nos hace. Casi me parece
mentira, pero yo viví los primeros años de mi infancia sin ella. Recuerdo que
en cuanto oscurecía, mi madre prendía un par de velas, y después de cenar nos
íbamos todos a la cama a dormir.
Bueno, al menos yo, los adultos no sé. Ya en casa de mi abuela, poder leer un
rato cada noche bajo la luz de una vieja bombilla, me parecía algo maravilloso
y mágico. En aquel entonces no me gustaba nada la noche. Acurrucado bajo mi
manta, oía extraños ruidos por la casa. Las mandíbulas de las termitas, los
pasos de incansables hormigas y cucarachas, el tejer de las arañas. Yo lo
escuchaba todo, y mi imaginación, estimulada por tanta literatura fantástica,
convertía aquella sinfonía nocturna en historias de duendes, demonios y
fantasmas Tardaba en dormirme, y mis sueños, que solían comenzar bien, acababan
convertidos en pesadillas. Me despertaba al alba, y en pijama subía a la
azotea, a mí mundo, seguido de mi gata, a ver amanecer. No sé por qué les
cuento esto. Supongo que el ver el bosque en penumbras, me trae a la memoria
escenas y temores de mi infancia. No me hagan caso.
viernes, 14 de agosto de 2015
BUENAS NOCHES
No hay una sola cultura
sino muchas y todas ricas y estimables. A lo largo de mi vida he conocido a
analfabetos muy cultos y a licenciados y doctores incultos hasta la médula, o
lo que es lo mismo, necios. No paramos de hablar de ella, de admirarla, de
exigirla, de presumir de poseerla, pero, ¿sabemos lo que es la cultura? Según
el Diccionario: “Conjunto de conocimientos que permite a alguien
desarrollar su juicio crítico.”, O bien: “Conjunto de modos de vida y
costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico,
industrial, en una época, grupo social, etc.” (Siempre me han hecho gracia, por
no decir otra cosa, los “etc” de la Academia.) Lo cual significa que un
aborigen que vive en un apartado rincón de la selva, y conoce su lengua, sus
costumbres, las plantas y animales, el clima, etc. es tan culto o más que
cualquiera de nosotros que nos llamamos civilizados por el mero hecho de vivir
en grandes poblaciones, disfrutar y padecer una tecnología que apenas
entendemos, usar jergas y conceptos abstractos, permitir que nos engañen y
exploten unos pocos, y, cada cierto tiempo, matarnos por millones en absurdas y
devastadoras guerras. La verdadera cultura no se enseña ni se aprende en las
escuelas y universidades, sino en la familia y en la calle. También en la
literatura y la poesía cuando reflejan o recrean la realidad, y no la deforman
o se la inventan. De modo que no nos dejemos acomplejar ni deslumbrar por
nadie. Los que se creen y se llaman cultos a si mismos, ya sabemos de que pie
cojean. Si, por ejemplo, usted no ha leído a un tal Montaigne, le recomiendo
que vaya a la biblioteca y lo lea. Pero si lo leyó, no lo entendió, y presume
de haberlo leído, tiene un grave problema.
jueves, 13 de agosto de 2015
BUENAS NOCHES
Confiábamos
en tenerlos siempre a nuestro lado, y como a hojas en un inesperado otoño la
muerte se los llevó del árbol de la vida. Cuántas cosas quedaron por decir y
compartir; cómo duele aquello que aplazamos entonces pensando en que sobraba
tiempo. Ahora ya es tarde para dar ese abrazo pendiente; para regalar los oídos
y el alma de los que se nos fueron con un “te quiero” cálido y merecido. Aunque los siento
en mí, los pienso, los recuerdo, los quiero y no se han ido del todo, sé bien
que no es lo mismo. Por eso no debemos perder ni un segundo en discusiones y
equívocos, ni alejarnos de los que queremos y nos quieren, ni dejar para mañana
el anhelado encuentro. Mañana puede ser demasiado tarde; mañana quizá no llegue
nunca.
miércoles, 12 de agosto de 2015
BUENAS NOCHES
Hay noches en las que
más que juntar letras apetece juntar recuerdos. Sobran explicaciones para
explicar lo inexplicable. Lo más socorrido es culpar de todo al corazón, a los
jazmines, a la luna, a Chopin, y hasta al grillo. Cualquier cosa menos
reconocer que donde hubo siempre queda, y los rescoldos tardan mucho –a veces
toda una vida- en enfriarse. Como siempre he sido un sopla nubes,
un iluso, no es raro que me pase. Y ya sé que no sirve de nada, que es una
absoluta pérdida de tiempo y un innecesario desgaste emocional y físico. Pero
el que esté libre de culpa que tire la primera piedra. Estoy seguro de que,
salvo algún hipócrita, nadie la tirará. Esta pantalla es mi confesonario, y
escribir en ella me ayuda a exorcizar demonios y a orear mi conciencia. La
memoria esta sembrada de fumarolas; dejemos de vez en cuando que la nostalgia
fluya y se entremezcle con las letras.
martes, 11 de agosto de 2015
BUENAS NOCHES
Las raíces del ser
humano se extienden por su memoria y extraen de ella los nutrientes
imprescindibles para alimentar la mente y el espíritu. Todo lo que hemos
vivido, pensado, aprendido, imaginado y soñado, está en ella. No hacemos más
que compartir recuerdos, porque cualquier cosa que queramos transmitir a otro
ya es parte del pasado. Mientras las escribo, en el momento en que aparecen
en pantalla, estas letras también lo son. Lo que llamamos “presente” es el
punto imaginario en el que convergen el pasado y el futuro inmediatos. El “aquí
y ahora” al que tanto nos aferramos, en cuanto los percibimos son ya “allí y
antes”. Entonces, la diferencia está sólo en la proximidad o lejanía de los
recuerdos. Con el tiempo, el repetido uso de lo que llevamos archivado en la
memoria, lo altera, lo deforma, le añade y resta cosas. No revivimos el
original de lo vivido hace diez años, sino la copia de la última vez que lo
recordamos. Si alguien me reprocha que vivo en el pasado, lo que intenta
decirme es que retrocedo demasiado en él. Porque todos vivimos en el pasado, lo
queramos o no reconocer. Tómense un par de aspirinas para el dolor de cabeza, y
no me hagan mucho caso, ya que saber, lo que se dice saber, no sé.
lunes, 10 de agosto de 2015
BUENAS NOCHES
Supongamos que alguien
que conozco o creo conocer, a propósito o por casualidad, llega hasta aquí de
vez en cuando y lee mis letras. No es cierto, pero puestos a suponer,
supongamos que suele leerlas a menudo, porque, aún sin estar interesada en
ellas, es persona curiosa y no hay nada malo en serlo. Tampoco sería
descabellado pensar que, en ocasiones se preguntará: ¿esto lo escribió para
mí, o pensando en mí? O incluso que, en vez de preguntárselo, lo creyera. Con
razón o sin ella nos pasamos la vida imaginando cosas; a veces acertamos y
otras no. Dado que es inevitable, no nos culpemos a nosotros mismos ni a nadie
por ser imaginativos y soñar despiertos. Lo que esa persona no haría nunca para
salir de dudas es dirigirse a mí; tal vez por considerarlo innecesario, o
porque el riesgo de buscar la verdad es encontrar la respuesta. Si tras tantas
suposiciones e hipótesis hubiera algo concreto en lo que apoyarnos para no
seguir levitando en el limbo de lo posible, todo sería más fácil. Si el corazón
y la cabeza hablaran el mismo idioma en vez de estar siempre enfrentados, no
tendría sentido plantearse estas cosas. Pero somos como somos y no podemos ni
queremos cambiar. Pese a que “de lo que escribe uno no sabe”, por no mantener
por más tiempo con el alma en vilo a quien seguramente ya ni me lee ni me
recuerda, no tengo ningún reparo en aclararle que no y sí escribo pensando en
ella.
domingo, 9 de agosto de 2015
BUENAS NOCHES
Encuentras una caja,
cometes el error de abrirla, y de improviso te asaltan un sin fin de recuerdos
de los que no puedes ni quieres escapar. Poemas, fotos, pequeños objetos, y un
nombre, ese nombre a cuyo conjuro la memoria también se abre de par en par.
Nada de lo que antaño fue fruto del amor y aún contiene su esencia, muere o se
olvida. Cuando nos suceden estas cosas nos damos cuenta de que lo
eterno habita en nosotros, y contra eso no se puede luchar. ¿De qué sirve
negarlo? Hay sentimientos sepultados bajo prejuicios, dudas, terquedad y
silencio, que no morirán nunca. Por más que tratemos de ocultarlos, de no
pensar en ellos, antes o después erupcionan. El corazón es un ardiente e
imprevisible volcán.
sábado, 8 de agosto de 2015
BUENAS NOCHES
Somos hijos de la mar,
y en su orilla nos sentimos como lo que en realidad somos: peces fuera del
agua. Incluso aquellos que se adentraron demasiado en tierra y aún no han
sentido su fresca y húmeda caricia en los pies, la añoran y la aman. Hoy me dio
por sumergirme en sus aguas siempre frescas y acogedoras, y nadar un rato. Una
vez más experimenté la
sensación de paz y sosiego que se siente al flotar en ella lejos de la orilla,
y la infinita pereza de tener que volver. Ahora existe la costumbre de ducharse
con agua dulce después del baño. Yo prefiero regresar a casa oliendo a mar, con
salitre en la piel, que lo que nos arruga son los años y las penas, y tampoco
es malo envejecer. El gran charco atlántico que nos separa y nos une a la vez,
hoy estaba radiante. Y el aíre era tan puro y transparente que, por un momento,
creí verlos a ustedes al otro lado. Mejor dicho, los vi.
viernes, 7 de agosto de 2015
BUENAS NOCHES
La
experiencia permite algo muy importante como es mantenerse a cierta distancia
de lo mundano. Nada de lo que acontece debe cambiarnos el paso, ni obligarnos a
ser como no deseamos. Está bien, y resulta inevitable, implicarse en los
asuntos y problemas cotidianos que a todos nos afectan, pero siendo uno mismo y
no un personaje improvisado por las circunstancias. Mejor cóndor o búho -si no queda más remedio-,
que gallina; volar alto que corretear cacareando por el suelo. De cerca un
volcán es el mismísimo infierno; de lejos pasa a ser un soberbio espectáculo.
Los niños y los viejos son más felices porque gozan de la capacidad de
abstraerse y no acercarse demasiado al fuego de lo real. En esto influye mucho
la memoria: la del niño está virgen; la del viejo es lenta y selectiva. La
marea de la historia se disfruta mejor en los pequeños charcos de la orilla,
porque en ellos no hay sitio para pedruscos y marrajos. Como enfadarse no sirve
de nada, salvo para pasarlo mal y hacérselo pasar mal a otros, lo sensato es
alejarse de la hoguera y tumbarse a ver crecer la hierba y escuchar a los
grillos. A los de verdad, a los de mentira ni caso. Tomasito y yo lo sabemos y
lo practicamos. Cuando a mí se me olvida, él me lo recuerda, y al instante me
desenfado.
jueves, 6 de agosto de 2015
BUENAS NOCHES
Suele pasar que
tratando de hacer las cosas lo mejor posible las compliquemos tanto que al
final, cansados y hartos de mil y un intentos fallidos, nos den ganas de
desistir. Llevaba tiempo tratando de grabar un dichoso video y, nunca mejor
dicho, tenía la solución en el bolsillo: grabarlo con el teléfono móvil. Como
no lo había hecho nunca, se me ocurrió en el último momento, y la más
sencilla de las opciones resultó ser la mejor. Además de quedar más o menos
decente, fue toda una lección que no olvidaré.
El grillo
no aparece, pero la noche es larga y en ella nada es imposible. Hoy espero
descansar tranquilo, con la satisfacción del deber cumplido o a medio cumplir.
Agradecerles una vez más su generosidad y cariño. Este junta letras hace lo que
puede –que es muy poco-, seguro de que acabará en las mejores manos.
lunes, 3 de agosto de 2015
BUENAS NOCHES
Recuerdo épocas de mi
vida en las que las puertas se abrían a mi paso. En esos breves y engañosos
paseos triunfales era fácil encandilarse y creer que es uno y no el azar quien
las abre. El tiempo no tardó en poner las cosas en su sitio, y una tras otra
fueron cerrándose, o mejor dicho, alguien las cerró desde dentro. Aún me
perturba el eco de los portazos. De la experiencia se aprende: hoy de ciertas
puertas ni al umbral me acerco.
domingo, 2 de agosto de 2015
BUENAS NOCHES
Sobre el tallo que la
sostiene y alimenta; ajena a las espinas que la protegen, la rosa se deshoja
entre lánguidos y fragantes suspiros. Cierto que aún se la ve hermosa, pero
sólo es un bello cadáver. La reina de las flores deja de reinar en cuanto la
cortan. El rosal era su palacio, su corona el rocío. Los perdió, ya no es ella.
El cristal y la porcelana son demasiados fríos. Convertida en
símbolo de algo que no entiende, se marchita, mientras sueña con la oscura
senda que habrá de recorrer para volver a florecer un día.
sábado, 1 de agosto de 2015
BUENAS NOCHES
Mirando atrás sin ira y
sin melancolía, percibo, me doy cuenta, de que sólo en contadas ocasiones he
protagonizado mi propia vida, y apenas participo en su farragoso guión. Los
verdaderos protagonistas fueron aquellos que a base de talento, generosidad y
esfuerzo lograron transformar una historia mediocre y aburrida, en otra algo
más aceptable. De los
sesenta años de rodaje -¡cuánto despilfarro de tiempo!-, salvaría unas pocas
escenas que en ningún caso justifican tan largo y soporífero culebrón. En ese
cúmulo de improvisaciones y despropósitos, ciertas artistas invitadas brillan
con luz propia. Pese a lo cual, algunas preferirían no figurar en el reparto.
Yo continuo con mi modesto papel, interpretando un personaje al que no acabo de
conocer. Ya no me leo el libreto ni miro al apuntador: Hago y digo lo primero
que se me ocurre, y a otra cosa. Tampoco mis opciones son muchas: Por más que a
veces, por ingenuidad o cierta soberbia, creemos actuar premeditadamente, el
único que no improvisa es Dios.
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