miércoles, 26 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES

Decía Borges que “el olvido es la única venganza y el único perdón”. Entonces algunos no han perdonado, pero tampoco se vengaron. La osadía y la estupidez humana pueden ser inconmensurables. Que quienes por mera cobardía han roto el corazón al que juraban amar, le reprochen después que no los entiende, y les ofenda que se sepa la verdad, es algo digno de figurar en la monumental antología de lo absurdo y lo grotesco. Que pese a todo continúen siendo amados es igual de incomprensible y también merece figurar en ella. Menos mal que existe FB donde basta con pulsar una tecla para borrarse o borrar al otro, y, como al que no pueden ver ni puede verlos ya no existe, continuar viviendo como si tal cosa. Si hubiera que volver a encerrar a los locos –a mí el primero-, no habría donde meter a tantos.

martes, 25 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES

Nosotros ya no somos los mismos y el amor que hoy sentimos no es igual al de ayer. Cambiamos y nos cambian constantemente, sin solución de continuidad. Lo perenne no tiene porqué ser invariable, aunque en esencia sea lo mismo. ¿Nos enamoramos sólo una vez, la primera, y después amamos de memoria? Quién sabe. Lo que cuenta no es la teoría sino la práctica; Sentirlo sin tratar de explicarlo. Porque no hay palabras con que definir el amor, y él se expresa en su propio lenguaje. Los poetas no se resignan, y para definirlo suelen emplear sinécdoques y metáforas. El resultado puede ser hermoso y conmovedor, pero el mar no cabe en una botella ni el amor en un verso, porque la parte no es el todo, y en este caso, el todo es infinito, eterno, inmenso e inabarcable. 


domingo, 23 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES

Escribir nos permite viajar a otros mundos, habitar otras almas, latir en corazones que no son nuestros. Para mí la prosa está ligada a la pintura y la poesía a la música. Ambas, prosa y poesía, pueden fundirse en un mismo escrito sin perder ninguno de sus atributos. Experiencia e improvisación no son contradictorias y aportan solidez y frescura al texto. La verticalidad del poema y la horizontalidad del ensayo, el cuento o la novela, al unirse crean un espacio y una atmósfera narrativo-poética insuperables. En la república del idioma, artesanos y orfebres juntamos letras, contamos sílabas, engarzamos palabras, construimos frases, armamos versos. La mayor recompensa por tan ardua labor es que una vez acabada logre reflejar aquello que pusimos en ella: el alma. Si sólo refleja virtuosismo, talento, inteligencia, hemos fracasado. Cuando no se persiguen elogios ni admiración, sino complicidad, y que otros se vean reflejados en lo escrito y sientan lo mismo o parecido a lo que sintió el escritor, poeta o juntaletras, al escribirlo, no hay mayor premio que la fusión y comunión de almas. Que el lector pase a ser autor y viceversa, ese debe ser el gran logro: el resto es vanidad, humo que llena pero no alimenta. 


viernes, 21 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES


Un juntaletras que se precie de serlo ha de escribir de todo. Como no espera obtener ganancia alguna, es libre de decir lo que le apetece, y si después le leen cuatro en vez de cinco tampoco pierde el sueño por eso. Antes alquilaba mis mañanas y mis tardes, ya no, porque tampoco nadie querría alquilarlas, pero mis noches siempre fueron mías. Por eso las apuro y las estiro al máximo. Toda virtud que se exagera acaba convertida en defecto. Vanagloriarme de la relativa libertad que disfruto cuando a nadie intereso como esclavo, o de ser sincero si en nada iba a beneficiarme la hipocresía, no tendría sentido. Soy como soy porque no sé ni puedo ser de otra manera, y eso no tiene ningún mérito. Afortunadamente para mí, los que me conocen saben que al juntar letras lo único que pretendo es liberarme de la sobrecarga emocional de leer y pensar tanto, y aceptan felices o resignados lo que escribo, sin pedirle peras a un olmo. Les quedo agradecido por ello. Si pudiera viajar, conocer mundo, recibir flechazos de Cupido, ganar o perder batallas, cada noche tendría cosas interesantes que contarles. Pero vivo recluido en mi viejo olivo, que ni siquiera es torre de marfil ni se le parece, y sólo puedo hablarles de lo que pasa en mi interior y en los libros. Sin orden ni concierto, porque en mi cabeza las ideas se mueven a su antojo; vuelan, caen y se enredan cuanto les place, y así no hay modo de ser coherente y no contradecirse. En fin, un desastre. 

jueves, 20 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES


Una de las grandes virtudes de la literatura es que nos permite convivir con los muertos. En los últimos años se ha extendido la creencia de que nadie muere si se le recuerda. Yo sigo creyendo que es justo y necesario morirse, y que si lo anterior fuera del todo cierto no me dolerían tanto las ausencias. Pero debo añadir que de esto, como de tantas otras cosas, no sé nada de nada. Tendría siete u ocho años cuando vi morir a mi hermana Soledad. Conocía la muerte en los libros, pero me impresionó verla tan de cerca. No me asusté ni sentí pena, sólo curiosidad. Recuerdo que una vecina dijo de mí: “Qué fuerte es este niño.” Muy propio de ciertos adultos el malinterpretar las cosas; lo mío no era fortaleza sino inconsciencia. Días más tarde cuando comencé a echarla de menos, me pasé horas y horas llorando sin parar. Para los que tenemos el privilegio de formar parte de ella, la vida se muestra en ocasiones dura y desagradable. Hasta en los caminos de rosas resulta inevitable herirse con espinas que uno no espera ni ve. Cuanto más nos acercamos a lo bello más expuestos estamos a esos punzantes e inesperados pinchazos que nos recuerdan que en el placer también hay dolor, y en la alegría, tristeza. Tan normales son los nacimientos como los entierros, y no es bueno esconder nada bajo la alfombra. Además, últimamente aquí estamos solos, como en familia, unos cuantos amigos charlando y compartiendo lo que pensamos y sentimos a diario. Qué bien si participan otros; si no, nosotros a lo nuestro. 

miércoles, 19 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES


Soy Tomás, y aunque nunca he dejado de ser un niño, tengo la misma edad que el otro Tomás, que a veces no me deja jugar. Yo no soy él, pero él tiene mucho de mí, aunque no siempre quiera reconocerlo. Sé que trata de protegerme y cuidarme, pero apenas si se protege y se cuida a si mismo, y lo que a él lo daña, nos daña a los dos. Es mi hermano mayor, el padre que perdí, el amigo que nunca tuve, y le tengo mucho cariño. Se siente culpable de no haberme ayudado a realizar mis sueños. Bueno, también con los suyos fracasó, y de poco le sirvió mi ayuda. Se ríe si le digo que le enseñé a escribir y a leer a los clásicos. Se enoja cuando le hago ver que me está plagiando en los versos que le dedica a la mar o a la luna. A mi me da igual porque son de los dos. Las mujeres que lo conquistaron (él nunca conquistó a ninguna), me han querido y mimado tanto, que no le perdono haberlas perdido. Con ellas podía mostrarme tal cual soy y era feliz. Ahora me lee, sin reprocharme nada, aunque tampoco me va a dar la razón. Te doy la gracias, viejo gruñón, por haberme dejado escribir este “buenas noches”, y por permitirme compartir tu vida. Por dejarme jugar a la pelota con otros niños en el parque, por fotografiar gaviotas y cometas para mí, por publicar algunos de mis versos, por dejarme asomar a las ventanas de tus ojos y columpiarme en tu maltrecho corazón.

Espero que les guste esta frase de Dickens: “No está en mi naturaleza ocultar nada. No puedo cerrar mis labios cuando he abierto mi corazón”. ¡Miren, el viejo búho sonríe! ¡Adiós!


martes, 18 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES


Por más que “nieve” y “mármol” sean metáforas frecuentes en poesía, no hay nieve en el espíritu y menos aún en el cuerpo. En el alma mal puede haber frío, y cuando lo hay en el cuerpo, es que está muerto. El sentimiento y el deseo ya sean sinónimos o antónimos, siempre van juntos, son inseparables. ¿Cómo amar a alguien sin desearlo? ¿Cómo estar triste sin desear estar alegre? Lo uno es parte y consecuencia de lo otro. Pero desde muy niños nos inoculan la vacuna del falso pudor. Y lo llamo “falso” porque todo lo basado en tabúes y prejuicios lo es. El verdadero pudor ayuda a evitar banales excesos y grotescos exhibicionismos. El otro nos lleva a temer y a repudiar lo natural, lo obvio. Ciertas pasiones, lejos de ser “bajas”, y aunque no todo el monte sea orégano, nos elevan al séptimo cielo. La maldad, -que mal que nos pese, existe- está en la mente no el cuerpo. A mí sólo me escandalizan la hipocresía y el mal gusto, no la naturalidad y sencillez de la anatomía humana. Porque eso no hay vestido que lo disimule o lo cubra, y es deplorable y feo. 


domingo, 16 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES


La memoria es como un pura sangre, y hay que saber cuándo soltar o sujetar corto las riendas. Tan malo es que se desboque como que se vuelva perezosa y mansa. Lo primero es peligroso; lo segundo, muy aburrido. En ella es posible viajar en el tiempo, incluso hacia delante. Me pregunto si no será lo que llamamos alma, o al menos, parte fundamental de la misma. Lo cierto es que sin ella no somos nadie. La posibilidad de perderla es más aterradora que la muerte, tal vez porque hasta en el hipotético “más allá” es necesaria. Dando por ciertas las creencias de algunos, cuando el día del decisivo juicio nos interroguen sobre lo que hicimos o dejamos de hacer en este mundo, cómo vamos a responder: No me acuerdo de nada. 

Podría escribir un libro de muchas, muchas páginas, sobre lo que recuerdo de mi lejana o -si es cierto que la vida es un círculo- cercana infancia. Pero estaría incompleto sin las aportaciones de otros. Déjenme madurar la idea, porque creo que sería interesante crear en el bosque una sección en la que todo aquel que quisiera hacerlo, nos hablara de su niñez, a ser posible adjuntando algunas fotos. Denme su opinión al respecto, y si están de acuerdo lo pondremos en marcha. 


sábado, 15 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES


Qué bien que se apagaron las luces en el bosque que no son otra cosa que cocuyos y luciérnagas, porque aquí no tenemos luz eléctrica ni falta que nos hace. Casi me parece mentira, pero yo viví los primeros años de mi infancia sin ella. Recuerdo que en cuanto oscurecía, mi madre prendía un par de velas, y después de cenar nos íbamos todos a la cama a dormir. Bueno, al menos yo, los adultos no sé. Ya en casa de mi abuela, poder leer un rato cada noche bajo la luz de una vieja bombilla, me parecía algo maravilloso y mágico. En aquel entonces no me gustaba nada la noche. Acurrucado bajo mi manta, oía extraños ruidos por la casa. Las mandíbulas de las termitas, los pasos de incansables hormigas y cucarachas, el tejer de las arañas. Yo lo escuchaba todo, y mi imaginación, estimulada por tanta literatura fantástica, convertía aquella sinfonía nocturna en historias de duendes, demonios y fantasmas Tardaba en dormirme, y mis sueños, que solían comenzar bien, acababan convertidos en pesadillas. Me despertaba al alba, y en pijama subía a la azotea, a mí mundo, seguido de mi gata, a ver amanecer. No sé por qué les cuento esto. Supongo que el ver el bosque en penumbras, me trae a la memoria escenas y temores de mi infancia. No me hagan caso. 


viernes, 14 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES

No hay una sola cultura sino muchas y todas ricas y estimables. A lo largo de mi vida he conocido a analfabetos muy cultos y a licenciados y doctores incultos hasta la médula, o lo que es lo mismo, necios. No paramos de hablar de ella, de admirarla, de exigirla, de presumir de poseerla, pero, ¿sabemos lo que es la cultura? Según el Diccionario: “Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico.”, O bien: “Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.” (Siempre me han hecho gracia, por no decir otra cosa, los “etc” de la Academia.) Lo cual significa que un aborigen que vive en un apartado rincón de la selva, y conoce su lengua, sus costumbres, las plantas y animales, el clima, etc. es tan culto o más que cualquiera de nosotros que nos llamamos civilizados por el mero hecho de vivir en grandes poblaciones, disfrutar y padecer una tecnología que apenas entendemos, usar jergas y conceptos abstractos, permitir que nos engañen y exploten unos pocos, y, cada cierto tiempo, matarnos por millones en absurdas y devastadoras guerras. La verdadera cultura no se enseña ni se aprende en las escuelas y universidades, sino en la familia y en la calle. También en la literatura y la poesía cuando reflejan o recrean la realidad, y no la deforman o se la inventan. De modo que no nos dejemos acomplejar ni deslumbrar por nadie. Los que se creen y se llaman cultos a si mismos, ya sabemos de que pie cojean. Si, por ejemplo, usted no ha leído a un tal Montaigne, le recomiendo que vaya a la biblioteca y lo lea. Pero si lo leyó, no lo entendió, y presume de haberlo leído, tiene un grave problema. 

jueves, 13 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES


Confiábamos en tenerlos siempre a nuestro lado, y como a hojas en un inesperado otoño la muerte se los llevó del árbol de la vida. Cuántas cosas quedaron por decir y compartir; cómo duele aquello que aplazamos entonces pensando en que sobraba tiempo. Ahora ya es tarde para dar ese abrazo pendiente; para regalar los oídos y el alma de los que se nos fueron con un “te quiero” cálido y merecido. Aunque los siento en mí, los pienso, los recuerdo, los quiero y no se han ido del todo, sé bien que no es lo mismo. Por eso no debemos perder ni un segundo en discusiones y equívocos, ni alejarnos de los que queremos y nos quieren, ni dejar para mañana el anhelado encuentro. Mañana puede ser demasiado tarde; mañana quizá no llegue nunca. 

miércoles, 12 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES


Hay noches en las que más que juntar letras apetece juntar recuerdos. Sobran explicaciones para explicar lo inexplicable. Lo más socorrido es culpar de todo al corazón, a los jazmines, a la luna, a Chopin, y hasta al grillo. Cualquier cosa menos reconocer que donde hubo siempre queda, y los rescoldos tardan mucho –a veces toda una vida- en enfriarse. Como siempre he sido un sopla nubes, un iluso, no es raro que me pase. Y ya sé que no sirve de nada, que es una absoluta pérdida de tiempo y un innecesario desgaste emocional y físico. Pero el que esté libre de culpa que tire la primera piedra. Estoy seguro de que, salvo algún hipócrita, nadie la tirará. Esta pantalla es mi confesonario, y escribir en ella me ayuda a exorcizar demonios y a orear mi conciencia. La memoria esta sembrada de fumarolas; dejemos de vez en cuando que la nostalgia fluya y se entremezcle con las letras. 




martes, 11 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES

Las raíces del ser humano se extienden por su memoria y extraen de ella los nutrientes imprescindibles para alimentar la mente y el espíritu. Todo lo que hemos vivido, pensado, aprendido, imaginado y soñado, está en ella. No hacemos más que compartir recuerdos, porque cualquier cosa que queramos transmitir a otro ya es parte del pasado. Mientras las escribo, en el momento en que aparecen en pantalla, estas letras también lo son. Lo que llamamos “presente” es el punto imaginario en el que convergen el pasado y el futuro inmediatos. El “aquí y ahora” al que tanto nos aferramos, en cuanto los percibimos son ya “allí y antes”. Entonces, la diferencia está sólo en la proximidad o lejanía de los recuerdos. Con el tiempo, el repetido uso de lo que llevamos archivado en la memoria, lo altera, lo deforma, le añade y resta cosas. No revivimos el original de lo vivido hace diez años, sino la copia de la última vez que lo recordamos. Si alguien me reprocha que vivo en el pasado, lo que intenta decirme es que retrocedo demasiado en él. Porque todos vivimos en el pasado, lo queramos o no reconocer. Tómense un par de aspirinas para el dolor de cabeza, y no me hagan mucho caso, ya que saber, lo que se dice saber, no sé. 

lunes, 10 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES


Supongamos que alguien que conozco o creo conocer, a propósito o por casualidad, llega hasta aquí de vez en cuando y lee mis letras. No es cierto, pero puestos a suponer, supongamos que suele leerlas a menudo, porque, aún sin estar interesada en ellas, es persona curiosa y no hay nada malo en serlo. Tampoco sería descabellado pensar que, en ocasiones se preguntará: ¿esto lo escribió para mí, o pensando en mí? O incluso que, en vez de preguntárselo, lo creyera. Con razón o sin ella nos pasamos la vida imaginando cosas; a veces acertamos y otras no. Dado que es inevitable, no nos culpemos a nosotros mismos ni a nadie por ser imaginativos y soñar despiertos. Lo que esa persona no haría nunca para salir de dudas es dirigirse a mí; tal vez por considerarlo innecesario, o porque el riesgo de buscar la verdad es encontrar la respuesta. Si tras tantas suposiciones e hipótesis hubiera algo concreto en lo que apoyarnos para no seguir levitando en el limbo de lo posible, todo sería más fácil. Si el corazón y la cabeza hablaran el mismo idioma en vez de estar siempre enfrentados, no tendría sentido plantearse estas cosas. Pero somos como somos y no podemos ni queremos cambiar. Pese a que “de lo que escribe uno no sabe”, por no mantener por más tiempo con el alma en vilo a quien seguramente ya ni me lee ni me recuerda, no tengo ningún reparo en aclararle que no y sí escribo pensando en ella. 


domingo, 9 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES


Encuentras una caja, cometes el error de abrirla, y de improviso te asaltan un sin fin de recuerdos de los que no puedes ni quieres escapar. Poemas, fotos, pequeños objetos, y un nombre, ese nombre a cuyo conjuro la memoria también se abre de par en par. Nada de lo que antaño fue fruto del amor y aún contiene su esencia, muere o se olvida. Cuando nos suceden estas cosas nos damos cuenta de que lo eterno habita en nosotros, y contra eso no se puede luchar. ¿De qué sirve negarlo? Hay sentimientos sepultados bajo prejuicios, dudas, terquedad y silencio, que no morirán nunca. Por más que tratemos de ocultarlos, de no pensar en ellos, antes o después erupcionan. El corazón es un ardiente e imprevisible volcán. 


sábado, 8 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES

Somos hijos de la mar, y en su orilla nos sentimos como lo que en realidad somos: peces fuera del agua. Incluso aquellos que se adentraron demasiado en tierra y aún no han sentido su fresca y húmeda caricia en los pies, la añoran y la aman. Hoy me dio por sumergirme en sus aguas siempre frescas y acogedoras, y nadar un rato. Una vez más experimenté la sensación de paz y sosiego que se siente al flotar en ella lejos de la orilla, y la infinita pereza de tener que volver. Ahora existe la costumbre de ducharse con agua dulce después del baño. Yo prefiero regresar a casa oliendo a mar, con salitre en la piel, que lo que nos arruga son los años y las penas, y tampoco es malo envejecer. El gran charco atlántico que nos separa y nos une a la vez, hoy estaba radiante. Y el aíre era tan puro y transparente que, por un momento, creí verlos a ustedes al otro lado. Mejor dicho, los vi. 

viernes, 7 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES


La experiencia permite algo muy importante como es mantenerse a cierta distancia de lo mundano. Nada de lo que acontece debe cambiarnos el paso, ni obligarnos a ser como no deseamos. Está bien, y resulta inevitable, implicarse en los asuntos y problemas cotidianos que a todos nos afectan, pero siendo uno mismo y no un personaje improvisado por las circunstancias. Mejor cóndor o búho -si no queda más remedio-, que gallina; volar alto que corretear cacareando por el suelo. De cerca un volcán es el mismísimo infierno; de lejos pasa a ser un soberbio espectáculo. Los niños y los viejos son más felices porque gozan de la capacidad de abstraerse y no acercarse demasiado al fuego de lo real. En esto influye mucho la memoria: la del niño está virgen; la del viejo es lenta y selectiva. La marea de la historia se disfruta mejor en los pequeños charcos de la orilla, porque en ellos no hay sitio para pedruscos y marrajos. Como enfadarse no sirve de nada, salvo para pasarlo mal y hacérselo pasar mal a otros, lo sensato es alejarse de la hoguera y tumbarse a ver crecer la hierba y escuchar a los grillos. A los de verdad, a los de mentira ni caso. Tomasito y yo lo sabemos y lo practicamos. Cuando a mí se me olvida, él me lo recuerda, y al instante me desenfado. 

jueves, 6 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES


Suele pasar que tratando de hacer las cosas lo mejor posible las compliquemos tanto que al final, cansados y hartos de mil y un intentos fallidos, nos den ganas de desistir. Llevaba tiempo tratando de grabar un dichoso video y, nunca mejor dicho, tenía la solución en el bolsillo: grabarlo con el teléfono móvil. Como no lo había hecho nunca, se me ocurrió en el último momento, y la más sencilla de las opciones resultó ser la mejor. Además de quedar más o menos decente, fue toda una lección que no olvidaré. 

El grillo no aparece, pero la noche es larga y en ella nada es imposible. Hoy espero descansar tranquilo, con la satisfacción del deber cumplido o a medio cumplir. Agradecerles una vez más su generosidad y cariño. Este junta letras hace lo que puede –que es muy poco-, seguro de que acabará en las mejores manos. 


lunes, 3 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES

Recuerdo épocas de mi vida en las que las puertas se abrían a mi paso. En esos breves y engañosos paseos triunfales era fácil encandilarse y creer que es uno y no el azar quien las abre. El tiempo no tardó en poner las cosas en su sitio, y una tras otra fueron cerrándose, o mejor dicho, alguien las cerró desde dentro. Aún me perturba el eco de los portazos. De la experiencia se aprende: hoy de ciertas puertas ni al umbral me acerco. 

domingo, 2 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES


Sobre el tallo que la sostiene y alimenta; ajena a las espinas que la protegen, la rosa se deshoja entre lánguidos y fragantes suspiros. Cierto que aún se la ve hermosa, pero sólo es un bello cadáver. La reina de las flores deja de reinar en cuanto la cortan. El rosal era su palacio, su corona el rocío. Los perdió, ya no es ella. El cristal y la porcelana son demasiados fríos. Convertida en símbolo de algo que no entiende, se marchita, mientras sueña con la oscura senda que habrá de recorrer para volver a florecer un día. 


sábado, 1 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES

Mirando atrás sin ira y sin melancolía, percibo, me doy cuenta, de que sólo en contadas ocasiones he protagonizado mi propia vida, y apenas participo en su farragoso guión. Los verdaderos protagonistas fueron aquellos que a base de talento, generosidad y esfuerzo lograron transformar una historia mediocre y aburrida, en otra algo más aceptable. De los sesenta años de rodaje -¡cuánto despilfarro de tiempo!-, salvaría unas pocas escenas que en ningún caso justifican tan largo y soporífero culebrón. En ese cúmulo de improvisaciones y despropósitos, ciertas artistas invitadas brillan con luz propia. Pese a lo cual, algunas preferirían no figurar en el reparto. Yo continuo con mi modesto papel, interpretando un personaje al que no acabo de conocer. Ya no me leo el libreto ni miro al apuntador: Hago y digo lo primero que se me ocurre, y a otra cosa. Tampoco mis opciones son muchas: Por más que a veces, por ingenuidad o cierta soberbia, creemos actuar premeditadamente, el único que no improvisa es Dios.