Suele pasar que
tratando de hacer las cosas lo mejor posible las compliquemos tanto que al
final, cansados y hartos de mil y un intentos fallidos, nos den ganas de
desistir. Llevaba tiempo tratando de grabar un dichoso video y, nunca mejor
dicho, tenía la solución en el bolsillo: grabarlo con el teléfono móvil. Como
no lo había hecho nunca, se me ocurrió en el último momento, y la más
sencilla de las opciones resultó ser la mejor. Además de quedar más o menos
decente, fue toda una lección que no olvidaré.
El grillo
no aparece, pero la noche es larga y en ella nada es imposible. Hoy espero
descansar tranquilo, con la satisfacción del deber cumplido o a medio cumplir.
Agradecerles una vez más su generosidad y cariño. Este junta letras hace lo que
puede –que es muy poco-, seguro de que acabará en las mejores manos.
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