lunes, 3 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES

Recuerdo épocas de mi vida en las que las puertas se abrían a mi paso. En esos breves y engañosos paseos triunfales era fácil encandilarse y creer que es uno y no el azar quien las abre. El tiempo no tardó en poner las cosas en su sitio, y una tras otra fueron cerrándose, o mejor dicho, alguien las cerró desde dentro. Aún me perturba el eco de los portazos. De la experiencia se aprende: hoy de ciertas puertas ni al umbral me acerco. 

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