Decía
Borges que “el olvido es la única venganza y el único perdón”. Entonces algunos
no han perdonado, pero tampoco se vengaron. La osadía y la estupidez humana
pueden ser inconmensurables. Que quienes por mera cobardía han roto el corazón
al que juraban amar, le reprochen después que no los entiende, y les ofenda que
se sepa la verdad, es algo digno de figurar
en la monumental antología de lo absurdo y lo grotesco. Que pese a todo
continúen siendo amados es igual de incomprensible y también merece figurar en
ella. Menos mal que existe FB donde basta con pulsar una tecla para borrarse o
borrar al otro, y, como al que no pueden ver ni puede verlos ya no existe,
continuar viviendo como si tal cosa. Si hubiera que volver a encerrar a los
locos –a mí el primero-, no habría donde meter a tantos.
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