Nosotros
ya no somos los mismos y el amor que hoy sentimos no es igual al de ayer.
Cambiamos y nos cambian constantemente, sin solución de continuidad. Lo perenne
no tiene porqué ser invariable, aunque en esencia sea lo mismo. ¿Nos enamoramos
sólo una vez, la primera, y después amamos de memoria? Quién sabe. Lo que cuenta
no es la teoría sino la práctica;
Sentirlo sin tratar de explicarlo. Porque no hay palabras con que definir el
amor, y él se expresa en su propio lenguaje. Los poetas no se resignan, y para
definirlo suelen emplear sinécdoques y metáforas. El resultado puede ser
hermoso y conmovedor, pero el mar no cabe en una botella ni el amor en un
verso, porque la parte no es el todo, y en este caso, el todo es infinito,
eterno, inmenso e inabarcable.
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