viernes, 24 de julio de 2015

BUENAS NOCHES


“El mundo me ha hechizado.” Francisco de Quevedo



A mí también me ha hechizado, y tal hechizo me permite entenderlo y verlo diferente a como lo ve y lo entiende la mayoría. Creo en el animismo, en que todos los seres animados e inanimados tenemos alma. Por eso, no sólo los seres vivos merecemos cuidados y respeto, sino también las cosas, los objetos. Los libros, los lápices, las tazas, las cafeteras, las mesas, los sillones, los relojes, las computadoras, tienen alma. Además, ¿Quién puede afirmar con absoluta seguridad que un grillo no piensa?, ¿qué los vegetales no sueñan?, ¿que una piedra no siente ni padece? Si todos venimos de lo mismo, y somos átomos, polvo de estrellas, ¿por qué nosotros si y ellos no? De acuerdo, pueden tratar de sacarme de mi ignorancia con sesudos y complejos estudios; con estadísticas y fórmulas; con análisis y razonamientos. Pero a estas alturas de mi vida, no me interesan como antaño las explicaciones y teorías sobre lo inexplicable. Lo dicho: “el mundo me ha hechizado”. Por eso, para mí la Luna es y seguirá siendo Selene, no un gigantesco y reseco pedrusco polvoriento; la mar me reconoce y me habla; la lluvia me acaricia; me saludan los jazmines, y algún que otro grillo, violinista bohemio, cada noche me da un concierto. 


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