viernes, 3 de julio de 2015

BUENOS DIAS

¿Sabían ustedes que en ciertas flores hay marcas y olores que guían a los insectos hacia el néctar? Quien me lo contó se preguntaba si cuidamos las flores porque son bellas o son bellas para que las cuidemos. Lo ignoro, aunque es probable que ambas cosas sean ciertas. En cualquier caso, saber lo primero hace que las admire aún más si cabe, y el porqué son hermosas no me haría cuidarlas y respetarlas más de lo que ya lo hago. Me indignan los envidiosos e imbéciles que asocian la belleza física con todo tipo de defectos y intelectuales. Por el mero hecho de ser guapa o guapo, una mujer o un hombre no tiene que ser necesariamente frívolo o descerebrado, ni todos los feos somos serios y sabios. Les aseguro que a mí las flores y las señoras bellas me maravillan y me atraen mucho más que yo a ellas. Como es natural y lógico, lo acepto y no me lleva a considerarlas tontas sino, mal que me pese, a entender su buen gusto. Lo de ir por la vida etiquetando a las personas por su aspecto y juzgándolas sin conocerlas si que denota frivolidad y bajeza. Volviendo a las flores, jamás he conocido una fea. Con las mujeres –y la verdad no es halago- me sucede lo mismo. 



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