viernes, 14 de noviembre de 2014

BUENAS NOCHES


A ver, ya me hice un lío. Resulta que no hay que mirar a los ojos sino al alma, ¿y si el alma no se asoma a ellos, dónde podré verla? Otros me dicen que no hay que hacer caso de los mitos y que lo importante son las palabras. Pero si alguien no sabe o no se atreve a expresar lo que siente, puede pasarse horas y horas hablando, perdiendo el tiempo en agotadores rodeos y sin decir apenas nada. Cuando acabamos con el “dilo tú primero”, “no me atrevo”, “no estoy seguro”, “sí, pero…”, el lenguaje no verbal puede ayudarnos a salir del atascadero. En tales casos saber leer en los ojos del otro el amor o el deseo, es el mejor medio de despejar dudas y superar el miedo al fracaso. No domino ese lenguaje, y al igual que a algunos les cuesta juntar letras, a mí me resulta difícil y complicado entenderlo. Cuántas veces he tenido que oír aquello de: ¿no te das cuenta, no ves cómo te mira? Y yo sólo veo que me está mirando, pero ni sé ni me atrevo a interpretar el “cómo”. En fin, que soy analfabeto.

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