En otro universo paralelo, tú y yo, seguimos juntos.
Posiblemente en él, ahora mismo estoy imaginando este en el que estamos
separados. En alguno de esos mundos, no nos habremos conocido aún; y habrá
otros en los que no lleguemos a conocernos nunca. Las posibilidades son
infinitas, y todas reales pero distintas. La verdad es que por más que ciertos
físicos lo afirmen, no acabo de creerlo. E incluso si lo creyera, me seguiría
importando un bledo que allá las cosas fueran de otro modo. Aquí son como son.
Mientras el sol siga saliendo por el Este, en nuestro vocabulario estará
proscrita la palabra “regreso”. Eso es así, y no puede variarlo ninguna teoría
no menos inquietante que el hecho de que quienes se amaron tanto, se vean hoy
como dos extraños. El corazón no entiende de ecuaciones, ni la esperanza se
crea en laboratorios. Aunque, quién sabe si los sueños permiten acceder a esos
lugares donde todo lo imaginado sucede o puede suceder.
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